Entrevista actualizada 27/12/2024. Publicación original 10/10/2024

Hablamos con la directora Paula Ortiz sobre su nueva película, "La virgen roja", un apasionante thriller protagonizado por Najwa Nimri y Alba Planas, sobre un caso real que convulsionó la sociedad a principios del siglo XX. Tras "Teresa" con Blanca Portillo y Asier Etxeandia, basada en la obra teatral de Juan Mayorga, y "Al otro lado del río y entre los árboles" con Liev Schreiber dando vida al coronel Cantwell, alter ego de Ernest Hemingway, la directora nos presenta la historia de Hildegart y su madre Aurora.

Hemos podido disfrutar desde A Escena Valencia de las tres películas a través de la exitosa iniciativa de los Cines Lys con su CineClub, que cada lunes nos trae una cuidada selección de películas acompañadas de interesantes coloquios con sus equipos artísticos y creativos.

"La virgen roja" nos presenta a Hildegart, concebida y educada por su madre Aurora para ser la mujer del futuro. Con una estricta y dura educación, la convierte en una de las mentes más brillantes de la España de los años 30 y uno de los referentes europeos sobre sexualidad femenina. A los 18 años conoce a un joven, que le ayuda a descubrir su propio camino, pero Aurora hará todo lo posible por no perder el control de su hija hasta las últimas consecuencias.


A Escena Valencia: Hildegart y Aurora son personajes femeninos muy potentes y además personas que existieron en la vida real.

Paula Ortiz:  Dos mujeres tan brillantes como oscuras, tan iluminadoras como terribles. Es una historia que ocurre en uno de los momentos más eléctricos y potentes de nuestra historia reciente, con varias fuerzas operando a la vez, tanto aquí como en Europa. Esta es la historia de una madre, un vals hermoso y terrible. Una madre que quiso criar y diseñar a la mujer del futuro.

Es una historia que abre muchas grietas y muchas heridas de lo individual, de algunas cuestiones irresolubles y muy dolorosas en lo psicológico y en lo visceral. Es un vientre materno. Es una madre y una hija. Desde ahí, se abre una herida que crece por todo el cuerpo, con unas contradicciones psiquiátricas muy oscuras. Se generan ramificaciones que van a lo ideológico, lo político, lo filosófico...  

Antes que nada, el cine es una experiencia sensorial. Es para que el público baile con esta madre y esta hija, como dice Najwa Nimri, "con este monstruo de dos cabezas" que es "La Virgen Roja". 


A Escena Valencia: La iluminación y la creación de la atmósfera es magnífica. Hay algunos planos donde esto además está potenciado para generar fuertes contrastes y se crea una imagen muy fuerte. En la película, se plantea un tema como es el feminismo, y hablamos de un marco para ello como es la España de 1930.  

Paula Ortiz: Inevitablemente hay mucha gente que quería hacer esta película porque dialoga de una manera brutal y diría que alarmante con la actualidad y de muchas formas. Hay algunas películas que te permiten estudiar y bucear en ellas... me encanta poder hacerlo. En este caso, ver que a ese nivel social, filosófico, político, las cuestiones son prácticamente las mismas. Y no solo que son las mismas, sino algo que a mi entristece en cierta manera es que avanzamos menos de lo que creemos. Todo va en zigzag. Todo tiene muchas caras. Las preguntas encima de la mesa o las grietas son las mismas... 

Una cosa de la que he aprendido y me ha fascinado mucho es cómo anunciaban los debates y las cuestiones, con precisión. Los debates en el Congreso de ese momento eran alucinantes e increíbles. Invito a que el público busque en Internet los discursos de Hildegart. Salen tres que son intervenciones. Uno es sobre feminismo, otro sobre anticoncepción y proletariado, y otro sobre la necesidad del laicismo social en la juventud. Esta intervención por ejemplo, hoy en día, no sé si se podría hacer o se empezaría a poner la gente nerviosa... Ella además lo hace con mucha precisión. Hildegart explica la distinción entre las creencias y la necesidad del laicismo social. Explica por qué. Luego hay respuestas a esos mítines y a esas intervenciones en el Ateneo. Es una barbaridad. 

Ha sido una película en la que todos hemos estudiado mucho. Ha sido muy bonito. Mi padres son profesores de Lengua y Literatura. Pasaron cosas increíbles. Hablé con profesores, una profesora me contó esta historia. Hubo un comentario, Aurora quería hacer lo mismo que Nietzsche con el superhombre pero en este caso con la supermujer. Había estudiado a Nietzsche y le pedí a un profesor de Filosofía que me explicara el tema de lo apolíneo y lo dionisíaco. Siendo ellas apolíneas, rectas, geométricas, germánicas... al mismo tiempo tienen el lado luminoso mientras el mundo era caótico. Era dionisíaco, caótico, oscuro, sangre, afectos, injusticias. La vida, con todo ahí. Y todo lo hicimos con esto. El arte, el vestuario, los colores...

Los personajes que sacan de su mundo apolíneo a Hildegart para llevarla al mundo real y dionisíaco, eran Abel, Macarena y Guzmán, que van con colores intermedios. Ellas van con una paleta de colores más fríos. El vestido rojo por ejemplo, cuando va a bailar con Abel. Es llamativo, hay gente a la que no le gusta, pero bueno. Me parece un acierto que el vestido se lo lleve Macarena. Le ayuda un poco a burlar a su madre. En cierta manera, Macarena somos todos. Es la otra madre, la afectiva, se preocupa que coma, cuando tiene la regla, la toca, la abraza, le dice que le quiere mucho. Al final le dice que sus discursos están muy bien pero que el mundo no funciona así. Macarena es un personaje que hemos creado más en el guion, había muy poca información. Tenemos muchos datos de Hildegart y de Aurora, de Abel y Guzmán también. 


A Escena Valencia: Hay una imagen poética que está en toda la película para reafirmar algunos momentos, es una escultura en la que se van generando grietas. También merece resaltar todo el trabajo sonoro de la película.

Paula Ortiz: Hay una saeta al final, que hace María Arnal. Hay mucho trabajo de sonido en la película. Es cierto que lo plástico se ve más, pero el trabajo de construcción de sonido es más invisible. Hay algo muy poderoso, emotivo, más en el sonido que en la imagen. Las oscuridades a las que llega Aurora, llegan en parte por el sonido y la construcción sonora. El uso de los graves. El uso del sonido dionisíaco de fuera en contraste con el sonido de ellas. Cuando estás viviendo momentos muy fuertes hay algo que superpone al mundo, a lo que está pasando fuera. Es un trabajo muy bonito y hacerlo con Álex Capilla. Hemos podido trabajar con los compositores de la banda sonora muy en conjunto, los cuatro. Esto pasa pocas veces.

Es una película que habla de vida y de muchas contradicciones, pero el espíritu es muy integrador. Ya es doloroso vivir juntos. Hablando con Alberto Conejero comentaba que todo responde a cómo es eso de vivir juntos. "La virgen roja" habla también de eso, de cómo vivimos juntos y juntas. 

En referencia a la escultura, Aurora en el juicio, lo que dice al final, lo dijo tal cual. Como un escultor que ve un fallo en su obra, la destruye. La tenía que destruir. La llamaba "La homo estatua humana" o "Mi muñequita de carne". Esto último era tan fuerte que lo tuvimos que quitar. No se llegó a rodar, quería escribir lo de "mi muñequita de carne", estábamos ahí dándole vueltas, porque cómo una persona puede decir algo así de su hija.
 


A Escena Valencia: Sobre Aurora en la vida real. ¿Qué le pasó?

Paula Ortiz: Hay una novela muy buena de Almudena Grandes que se llama "La madre de Frankenstein", que también fue una obra de teatro. Hay una película de Fernando Fernán Gómez. Hemos contado de nuevo esta historia porque todas son complementarias. Hemos contado momentos de Aurora, caras diferentes. Aurora declaró públicamente ante un juez y podéis encontrar esas declaraciones. Hay mucho material y muchos estudios de psiquiatras, de historiadores, de historiadoras. Fernando Fernán Gómez lo retrata muy bien. Su abogado trató de eximirla alegando que fue una enajenación, un arranque de locura. Ella por contra dice que no, que prefería matar a su hija porque había fracasado. 

Cuando estuvimos en el proceso fue muy bonito porque hubo muchos debates. No estamos haciendo la historia de una loca con una enajenación mental pasional o de una psicópata, que tiene lo suyo. Hay estudios porque estuvo en la cárcel y luego en un psiquiátrico, donde murió. Es el caso de una fanática. Ella se esfuerza en decirlo. Llama a la policía, a la segunda criada que entraba a trabajar le dijo que sacara a los perros y que todo era verdad. Tuvo lugar a los pocos días de morir Hildegart. Eso fue verdad. Fue muchísima gente al funeral. Ella en el juicio dijo muchas cosas y tuvimos que recortar. Me daban ganas de que la escena final fuera más larga pero no podía ser. Ella nunca se arrepintió. Tenía la fábula de hacer más proyectos. Ella fue quien dijo de llamar a la policía porque había matado a su hija y cuando llegaron lo dijo desde la calma. Es algo tan abismal, tan incomprensible, tan doloroso, tan brutal... Invito a leer el juicio de Aurora porque paradójicamente se expresa muy bien. 

Parte de esta fascinación por este ser tan brillante, tan terrible y tan incomprensible. Hay película, novela y muchos estudios. Podéis leer el juicio. Es brutal.


Hay algo que ha sido muy bonito aprenderlo. Cuando las estructuras de ideas superan a la persona, la conciencia de una persona, la conciencia del ser vivo que tienes delante, el ponerte en su lugar, y de las personas y de la realidad del mundo, se convierten en una estructura que puede ser aniquiladora. Es muy doloroso pero es una lección del siglo XX. Aurora habla de eso desde un lugar como es el feminismo. La pedagogía de Aurora, por un lado piensas que es un horror, pero por otro darle la oportunidad de estudiar, de aprender idiomas. Es un contraste. El plan de Aurora podía parecer perfecto pero se le escapó un detalle, el amor.

Es una madre que quiere a la primera mujer libre. En el primer momento que su hija hace un acto de libertad como es el amor, no entra en sus planes y le rompe. Cómo es posible si el amor humano es el primer y el último motor. Si su madre eso no lo entiende es tremendamente desolador. También a la vez plantea otro tema, que los hijos no nos pertenecen. He estado dedicándome a esto mucho tiempo y me sigue pareciendo muy salvaje.

Rosa Montero en un libro sobre mujeres le dedica un capítulo a Hildegart. Es muy bonito lo que ha escrito. De Abel y de Macarena sabemos muy poco. En el caso de Abel, se exilió y se perdieron los datos. Es un chico del que a partir de los 21 años no sabemos más. Hildegart se enamoró a los 16 años y le pasó como a todos. Además en un ejercicio de libertad amorosa adolescente. Hay mucho debate. Es una chica que por primera vez, dentro de su crisis de adolescencia, se enamora. Es el momento en el que dejas de pertenecer a tu familia solamente y entras en el mundo. Es tu definición en el mundo, cómo eres. El amor es el primer motor de todo.

Muchas gracias a Paula Ortiz por esta entrevista para A Escena Valencia.