En A Escena Valencia, apostamos fuerte por la cultura y también por la pasión por las dos ruedas y el motociclismo. Hablamos dentro de las celebraciones por el 20 Aniversario de la revista con un buen amigo y presidente de DesmoValencia. Ducati Official Club, José Royo.
Desmovalencia nace a raíz de la ilusión de unos propietarios de Ducati, de tener un DOC activo que promueva actividades, eventos y salidas con las motos Ducati de las y los socios, siguiendo la filosofía y normas que rigen los DOC Desmovalencia. Nos explica su funcionamiento con más detalle José Royo en esta entrevista.
A.E.: ¿Cómo nace el Club Oficial Ducati en Valencia?
J.R.: Había un club en Valencia y tenía poca actividad. Desde Ducati España contactan conmigo porque tengo un par de amigos, y me dicen que con los años que llevo en moto conocía a la gente joven y a gente que llevaba tiempo en esto. Nos lo planteamos, lo hablé con mi hijo, y creamos el grupo de DesmoValencia.
A.E.: ¿Cómo es organizar un club, cuántos socios tenéis y qué tipo de actividades hacéis?
J.R.: Va todo gestionado por una plataforma que tiene Ducati. Desde My Ducati, la gente se inscribe y solicita ser del DOC. Puedes pertenecer hasta cinco DOCS del mundo. Me llegan los avisos, contacto con ellos, les explicamos cómo funciona y si les apetece les inscribimos. Pagan una pequeña cuota de 20 euros al año. Allí van los regalos: una camiseta, una taza, dependiendo del grupo y lo revisamos cada año. En la actualidad, hay unos 242 socios inscritos. Hay de varios países que son además simpatizantes, están lejos de aquí, pero les apetece estar. Nosotros los acogemos. Las actividades que se hacen son básicamente salidas en moto de grupo. Se suelen hacer 4 salidas oficiales, también se hacen actividades de circuito. Hay gente que le gusta el circuito. También solemos asistir a algunas rodadas, y rodadas de motos pequeñas de pit bikes, tenemos varios socios. Alguna actividad sin casco, como la cena de pilotos de MotoGP, cuando acaba la temporada en ese fin de semana.
A.E.: ¿Hacéis actividades coordinadas con otros Motoclubs de Ducati?
J.R.: Normalmente. Por ejemplo, el año pasado se hizo un Ducati Day. Lo organizó el DOC de Murcia, en Cartagena. Nos juntamos 90 Ducatis en pista. Fue una actividad de circuito, porque lógicamente hay que poner un aliciente para que la gente vaya. Sí que las hacemos entre Alicante y Valencia, buscamos un camino medio; entre Valencia y Alicante. A la cena de MotoGP han venido cinco DOCS este año. A nivel nacional, las actividades tienen que ser de fin de semana. La gente viene de fuera. En Cartagena, había gente de Baleares, de Madrid. La verdad es que estuvo muy chulo. No soy muy de circuito, porque el circuito no me va, pero estuvo mi hijo que a él sí que le gusta. Fuimos de Valencia unos 12 o 14 socios del DOC.
A.E.: Alguna actividad próxima que puedas anunciarnos...
J.R.: Hace poco hicimos la ruta de después de vacaciones, creo que salimos unas 54 motos. Una actividad que se hace todos los años, hay un día en el mundo en el que todas las Ducatis ruedan a la vez. En todos los países. Y entonces, luego se mandan vídeos. El año pasado fuimos 84 Ducatis. Ese día no es solo limitado al DOC, puede venir cualquier persona que tenga una Ducati. Está abierto a todos los pilotos de Ducati. También la cena de MotoGP, la organizamos para todos los DOCs de España y para los socios. Creo que el año pasado éramos unas 90 personas. Se hizo alguna exposición allí, con cuatro o cinco motos bastante emblemáticas. Se hacen actividades como una rifa, regalos, un poco de todo, para que la gente se divierta.
A.E.: ¿Cómo es coordinarlo todo?
J.R.: La verdad es que el trabajo es día a día. Tenemos un grupo de Whatsapp en el que escribe todo el mundo, y un grupo de Club de Whatsapp en el que solamente escribo yo que es el Ducati Valencia News, que es donde se presentan las actividades. Desde Italia nos llegan actividades que se organizan por todo el mundo. Se plasman todas allí por si alguien quiere asistir. Luego hay unas premieres donde presentan motos. Lo vas coordinando según va viniendo, y vemos cuándo salimos, cuál es la mejor ruta. En la ruta vamos con Intercoms, tenemos que preparar el almuerzo, buscar una ruta que no sea complicada. Luego tenemos que ver que no se pierda nadie. Rutas abiertas porque a la vuelta hay quien le gusta hacer más kilómetros, pero estas rutas son para que se conozcan los socios. La gente luego te pregunta, este es mecánico, tengo este problema, dónde compro ruedas. Al final, hay un montón de preguntas. El día a día puede llegar a ser a veces cansino porque tienes que controlar el grupo de Whatsapp para que nadie escriba lo que tiene que escribir (risas) Si hay casi 200 personas en un grupo de Whatsapp la verdad es que es complicado. La verdad es que se portan bien. Los parámetros están desde el principio, y salvo alguna vez que hablan de motos japonesas, todo lo demás suele ser correcto (risas).
A.E.: Puede parecer una obviedad, pero ¿por qué elegiste Ducati?
J.R.: La verdad es que la primera moto grande que tuve fue una Ducati 24 horas. Luego estuve muchos años que no tuve moto. La verdad es que las Ducatis de ahora no tienen nada que ver con las de antes. Eran otra historia. A partir del 93 empezó a cambiar la cosa. Estuve una temporada sin moto, hasta que un día mi hijo me dice mira qué moto tan chula, y era una Monster 695. Él tenía 8 o 9 años. Y me dijo: "¡Papá, has visto!" Era una moto muy bonita. Había dejado de ir en moto porque tuve un accidente en capital básicamente. Desde entonces pensé que se había acabado la moto, que había hecho todo lo que tenía que hacer, tenía responsabilidades del trabajo, familiares. La moto lógicamente tiene sus riesgos.
Empecé a ir, a mi mujer no le hacía mucha gracia, pero al final la convencí un poco. Compré la Ducati 695, luego la Monster. Mi hijo me dijo que se iba a sacar el carnet, solo teníamos una moto. Yo me daba cosa que fuera solo. Al final, tengo un amiguete que tenía un par de Ducatis, le pedí que me las dejara. Me dejó una 916. Más que dejármela, me la vendía. Con la condición que no la vendiera yo. Era un precio que la verdad para ganar dinero con ella, aún la tenemos. Estuvimos saliendo él y yo con ella. Él con la Monster porque se sacó el carnet y la limitamos, y yo con la 916, que es una moto para hombres que digo yo, es una R. Es complicado, no es una moto para mí, ya no tengo edad para esas cosas. La Monster llegó un día que me dijo "papá déjame la 916, que la pruebe", la cogió y yo la Monster. Él ha estudiado electromecánica de automóviles. La moto la cogí yo con la 916 y cuando llegué a casa le dije a mi mujer que íbamos a cambiar la moto del "chiquillo" porque se nos va a matar. La cambiamos por una Monster de mayor cilindrada con suspensiones como tocan.
La oportunidad de estar cerca de Ducati, tener amigos allí. Fue lo que me hizo cambiar a una Monster 1200. Por eso no me importó que llevara motor de cilindrada. Luego una cosa lleva a la otra, una R no pues al final la Multistrada, que son motos que valen para todo. Y así estamos ahora.
A.E.: Además Ducati es una marca que potencia mucho el merchandising de marca.
J.R.: Ducati es de las marcas que más merchandising tienen. Es una filosofía de marca con prendas de ropa, accesorios para moto. Al final, Ducati tiene una cosa que no tiene los demás, no llega a ser como Ferrari, pero llega a ser como el Ferrari de las motos, que es especial, diferente. Por ejemplo, mi hijo tenía una R6 para el circuito, una Yamaha. Cuando cogen una Yamaha por muy bien que vayan, igual que las BMW, al fin y al cabo están todas con una tecnología que es una maravilla. Pero es que te subes a una Ducati y la sensación es distinta. Sobre todo las bicilíndricas, los motores de cuatro cilindros son ahora una bestialidad. Es una finura y una tecnología brutal.
Una bicilíndrica, una Ducati, con ese sonido, cómo suena. Y si lleva unos escapes sin killer. He trabajado con la Monster, por la maratón fotografiando. Se me oía por todos los sitios. Es una sensación y el empuje que tiene desde abajo. Es diferente, no tiene nada que ver. Son motos que puedes llevarlas desde 3.000 vueltas. Coges una japonesa, necesitas ir muy arriba. Es otra historia.
A.E. ¿Qué crees que tiene Ducati que genera esa unión con los socios?
J.R.: Hay un poco de todo. Veo socios que realmente se compran una Ducati porque la pueden tener, la quieren tener. Se compran una Ducati de segunda mano, de las baratas. Ese no es el espíritu, porque es cara de mantener. La Ducati es cara de mantener y la gente se compra una Ducati y luego tiene problemas porque "tu sabes el dinero que vale esto y aquello..." y cosas que son complicadas. Ducati lo que tiene con lo demás es un poco todo: una marca icónica, el merchandising, la ropa, lo que es la moto en sí. Cuando te subes en una Ducati en sí, las sensaciones. Al fin y al cabo, es la sensación.
Para mí, la Ducati siempre ha sido una sensación diferente y distinta. Tanto para bien como para mal. Una 24 horas era horrible de llevar, pero es que era diferente. Llevé una de 24 horas, una Sanglass con motor Yamaha. Yo venía del Motocross, tenía una Ossa Phantom. Te subes a una Ducati y dices "esto vibra". Fue una anécdota, a mi mujer la tuvieron que bajar. Me dejó un amigo mío la Ducati Vento, vine desde Náquera aquí y cuando la dejé en La Canyada mi mujer me dijo que no volviera a ir con esta moto. No se podía bajar de la moto. La vibración. Siempre tiene otro punch que no tienen otras motos.
La Ducati o te gusta o la odias. Hay mucho detractor pero mucho enamorado. Es como un Ferrari, a mi me encantan pero nunca tendré un Ferrari que me pueda comprar. Mi espalda no me permite ir sentado en el suelo. Ese es el tema. Hay ciertas cosas que Ducati las tiene. Cierto que desde que la ha comprado el grupo Volkswagen ha perdido algo de esencia, porque al fin y al cabo estamos en un mundo de capital y de empresas, y necesitamos el dinero para vivir. Le están dando una vuelta de tuerca a todo esto. Están queriendo que sea el Ferrari de las motos y tema de precios. Están un poco elevadas de precio, no todo el mundo puede gastarse el dinero que vale una Ducati.
0 Comentarios