Los ojos de los niños son curiosos, pero inexpertos. Observar a los adultos puede ser fascinante, pero mucho mĂĄs descubrir, pasados los años, quĂ© ocurrĂ­a realmente en aquellas reuniones familiares que han quedado cautivas en fotos antiguas y recuerdos. La comedia Waterloo anima al espectador a sumergirse en el domingo de una familia valenciana de los años 70, reunida en un huerto para compartir una paella. 



Carles Alberola y Pasqual Alapont firman este monĂłlogo dirigido por el primero y en el que Ă©ste se sube al escenario para ir dando voz y protagonismo a mĂĄs de una quincena de personajes que resultan entrañablemente familiares para el pĂșblico. 

TĂ­os, primas, hermanos, madres y padres, hijos, abuelos… una red de afectos y secretos une a los protagonistas de una enorme foto familiar que preside la escena. Una instantĂĄnea que Alberola va analizando, intercalando los recuerdos de infancia con la visiĂłn del adulto que ha visto pasar una Ă©poca que quizĂĄ parezca mĂĄs lejana de lo que realmente se encuentra. 

La comedia sirve tambiĂ©n para rendir homenaje a personajes anĂłnimos. A los que ya no estĂĄn, a pesar de permanecer por siempre vivos en la memoria. 



La Sala Russafa de ValĂšncia, dentro de su XII ‘Cicle de Companyies Valencianes’, ofrece la segunda semana en cartel de este monĂłlogo que del jueves 11 al domingo 14 de mayo tendrĂĄ sus Ășltimas representaciones. 

Un año y medio despuĂ©s de suspender el estreno previsto para Waterloo por motivos de salud, finalmente el espectĂĄculo llega a ValĂšncia. Es la primera vez que Albena Teatre visita el centro de producciĂłn, formaciĂłn y exhibiciĂłn teatral creado por Arden Producciones, compañía impulsora de Sala Russafa y compañera generacional. Ambas surgieron a mediados de los años 90 y han compartido luchas, decepciones, ilusiones y experiencias, esforzĂĄndose por colaborar con los agentes pĂșblicos y privados para dinamizar la escena valenciana. 

Diversificando su actividad en el cine, las series de televisiĂłn o el teatro, las propuestas de Albena se caracterizan por el humor con retranca, lleno de guiños al acervo cultural compartido y tan lĂșcido como para saber reĂ­rse, pero tambiĂ©n apreciar la idiosincrasia valenciana. Una muestra es esta comedia que transporta al pĂșblico a situaciones como la llegada en la vaca de un camiĂłn a l’hortet donde pasar el domingo, con la tieta rompiĂ©ndose las medias por la risa, los niños espiando tras los naranjos y las cosas que se cuentan y se callan los adultos.