En A Escena Valencia hablamos con el autor Juanjo Villar, que presenta su segunda obra sobre motos y viajes 'Destinos y caminos'. En nuestra nueva sección, 'Un café con...', seguimos con entrevistas relacionadas con el mundo de la cultura, literatura y sociedad.

A.E.: Es la segunda obra que escribes y publicas. ¿Cómo nació este camino por la escritura?

J.V.: Fue como sin querer. No tenía pensado escribir un libro, y mucho menos dos. Escribía mis textos, los tenía en mi ordenador, los imprimía... De hecho, tengo un archivador en mi casa con un montón de textos escritos. Se los enseñé a una amiga, Sonia Barbosa, que conocí en el mundo de la moto. La única que me leía era ella, se los enviaba. Ha estado un par de veces en mi casa, y siempre me decía que por qué no escribía un libro. Una de las veces que vino a mi casa me dijo, cuando vio el archivador, que tenía el libro escrito. Fue ella la que me dio el empujón que me faltaba. Escribía para mí, de hecho sigo haciéndolo igual. Me dio el empujón para lanzarme a la aventura de publicar.

A.E.: Además, en el caso de 'Destinos y caminos' podéis adquirirlo de manera física, os dejo el enlace en el artículo de la revista. Es verdad que en el libro comentas que efectivamente necesitas escribir para ti. Darte el placer de ir a una ruta, a un camino. A veces, está fijado lo que vas a hacer, pero también te dejas llevar. Cuando pasa ese momento y esa ruta, normalmente al llegar a casa, escribes. ¿Ha habido alguna vez que escribes en ese mismo momento? Estás en un sitio de naturaleza, observando el paisaje y, de repente, en esa soledad decides escribir.

J.V.: Escribirlo no, pero me ha pasado muchas veces mientras voy en la moto, y voy pensando lo que voy a escribir. Pienso mentalmente lo que voy a escribir, y cuando llego a casa cojo el ordenador y me pongo a escribirlo. Mientras voy en marcha, a veces disfruto más pensando en llegar a casa para escribir lo que pienso mentalmente sobre la ruta. Escribir físicamente en el sitio no, mentalmente sí.

A.E.: Hay como lugares emblemáticos en el libro, que a través de tu escritura nos transportan a esas sensaciones que viviste. Son 20 capítulos. Hablas de Cortes de Pallás, hablas de Benagéber, de Cofrentes, de Alcublas... Son sitios que tienen una tradición de carreteras de montaña, de zonas rurales para explorar. ¿Te gusta esa parte de ir en moto, visitar esos lugares, hacer curvas, y encontrarte en lugares inesperados, como cuentas en libro, por ejemplo con un molino?

J.V.: Me gusta cada día más. Las curvas me han gustado de siempre, y me siguen gustando. No ir excesivamente rápido, disfrutarlas. Cada día me gusta más disfrutar de lo que no voy buscando. Ir a un sitio, y muchas veces no llego a ese sitio. Veo un camino y me meto, y ahí me quedo. Investigar sobre la marcha. 

A.E.: A la hora de planificar una ruta, ¿lo sueles hacer con mucha antelación?

J.V.: Depende. Hay rutas que las tengo planificadas. Las tengo en el teléfono, en un apartado en notas, que se llama "pendientes". Alguien me ha comentado un sitio chulo, y me lo apunto ahí. A lo mejor pasa un año que no voy, pero tengo planificado ir ahí. Y a veces, un sábado, un domingo, o una tarde después de comer, cojo la moto y conforme voy en marcha pienso "voy hacia allí, a ver..."

A.E.: En el libro, también mencionas que buscas momentos fuera de los horarios habituales. En vez de ir por la mañana, decides ir a mediodía porque hay menos tráfico, o te encuentras con menos gente... ¿te gusta disfrutar de la soledad cuando vas en moto?

J.V.: Bastante. Me aporta paz, estar conmigo mismo. Llegar a un sitio y solo estoy yo. Está para mí. Si quiero hacer una foto, no hay gente por el medio, no hay ruidos de coche... Si es un sitio de naturaleza, estar oyendo los pájaros, estar almorzando debajo de un árbol. Disfrutar de la tranquilidad. También me gusta ir con gente.

A.E.: ¿Te gusta ir en grupo o ir solo cuando vas en moto?

J.V.: Me gusta más ir solo. Empecé a ir con gente, la última ruta la hice la semana pasada. Íbamos 12 motos. Sigo saliendo con mis amigos, pero no igual que antes. Ahora salgo mucho más solo. 

A.E.: En tu caso, la conducción en moto va unida a otra de tus pasiones, la fotografía...

J.V.: En mi caso sí...

A.E.: Lo de la fotografía, ¿fue algo que te fue naciendo con las rutas o vino después?

J.V.: Cuando empecé en el mundo de la moto, no había testimonio de que había salido. Ninguna foto, nada. La fotografía siempre me ha gustado. Me levanto pronto, veo que está amaneciendo, y cuando me voy a trabajar, paro el coche y le hago una foto al amanecer. Un día decidí unir las dos cosas, la moto y la fotografía. Eso conlleva salir a una ruta que tardarías dos horas, y tardo seis, porque me paro en mil sitios a hacer fotos. Salir solo para esto es mejor, porque no voy a decirle a todo el grupo que pare porque quiero hacer una fotografía. Cuando salgo solo, no tengo que rendirle cuentas a nadie. Paro y arranco donde me apetece. 

A.E.: El libro cuenta con una estructura muy definida. Está tu vivencia, cuando haces la ruta, cuando llegas a un lugar, nos describes la parte más desconocida. Si hablas de un pueblo, por ejemplo, hablas de un lago, de un molino... Nos muestras la otra cara de esos lugares, una cara que no conocemos... ¿Eso es algo que querías plasmar en el libro?

J.V.: Empecé a escribir para mí. La motivación es ir a un sitio que no suela ser habitual para la gente. 

A.E.: Siguiendo con la estructura, está el capítulo dividido en dos partes. Una parte es el texto, y luego como material de apoyo hay una selección de fotografías. ¿Esta estructura y esta división estaba pensada así desde el inicio?

J.V.: Sí, de hecho en el archivador que tengo en casa está el texto con algunas de las muchas fotos que hago. Casi lo que más me cuesta es seleccionar las fotos que quiero poner. A lo mejor hay seis fotos, y he hecho veinte. 

A.E.: ¿Cuántas fotos hay en el libro?

J.V.: Creo que hay 119. De esas 119, a lo mejor de esas rutas hay unas 300. 

A.E.: Has viajado por la Comunidad Valenciana, pero en el libro también hablas de Andorra, de Francia... ¿Cómo ha sido en tus rutas cambiar de zona, cambiar de país? Además, cuentas varias anécdotas, como el paso de frontera a Francia...

J.V.: Fui a un pueblo que es fronterizo. Y el GPS, en vez de indicarme para seguir la carretera principal, salimos por una carreterita estrecha llena de baches, y cuando nos dimos cuenta, los carteles estaban en francés. Habíamos cruzado sin darnos cuenta. 

A.E.: Llevas dos libros publicados... ¿se prevé un tercero?

J.V.: Nunca se sabe. Tengo algunos capítulos escritos. Sí, me gustaría hacerlo. Cuando llegue el momento... Es lo que te comentaba, escribo para mí, y cuando llegue el momento... No lo sé, sí que me gustaría. 

A.E.: En el libro, haces mención a una mujer que ha dado la vuelta al mundo en moto, Sonia Barbosa, que además es amiga tuya...

J.V.: Nos conocimos casi de casualidad. No nos conocíamos en persona, le pedí su primer libro. Ella lleva siete libros publicados. Le compré el primer libro y empezamos a hablar por redes. Conectamos bastante, somos muy iguales. A veces sin hablarle sabe lo que voy a decirle y al revés, sin hablarle sé lo que está pensando. Como si fuéramos dos mitades. Un año fuimos a Asturias, nos conocimos, y nos dimos cuenta que había una conexión especial que no pasa con el resto de personas. Ahí nació una amistad, no solo conmigo, también con mi mujer, con mi hijo, con mi familia. Una amistad en la que a día de hoy nos llamamos hermanos. De hecho, en su tercer libro me comentó si me apetecía hacerle el prólogo. Aquello fue un sueño, y luego en el primer libro ella me escribió el prólogo. 

A.E.: Quería preguntarte por 'Benita'. ¿Por qué ese nombre?

J.V.: El primer capítulo del primer libro se llama 'Benita', y explica la historia. Resulta que es la primera moto que he comprado, que no es nueva. Se la compré a un chico de Calpe, y me fui a por ella. Me llevó un amigo con el remolque. Y tengo otro amigo con un coche de marca BMW también, y me decía que en su barrio, Nazaret, a los coches nuevos les llamaban Benitos. Y cuando fui a recoger la moto y la montamos en el remolque hacia casa, me giré y me vino a la mente: 'Benita'. Y así se quedó, desde ese día se llamó así.

A.E.: ¿Qué te aporta este modelo de BMW?

J.V.: No es la mejor moto. Como deportiva, no es la mejor deportiva. He tenido deportivas que corren mucho más que esta. No es una moto para hacer caminos de tierra, es una moto para viajar. En realidad, es una moto para todo. Me sirve para viajar, es muy cómoda. Muy manejable. Es como una navaja suiza, sin ser la mejor cumple bien en todo. 

A.E.: ¿Qué le sueles pedir a una equipación cuando vas en ruta?

J.V.: Que sea cómoda dentro de lo posible y que sea buena. Porque lo que va dentro soy yo. Sobre todo el casco. Cuando vienen mi mujer y mi hijo, son sus cabezas. En eso, si me lo puedo permitir, sobre otras cosas, me gusta gastarlo en seguridad. 

A.E.: Sigue estando muy presente esa agenda de lugares por visitar... Cada capítulo es como una marca, como de "vale, conseguido"

J.V.: Algunos son así, y otros son al azar. Por ejemplo, cojo la pista de Ademuz y me ha llevado hasta un camino, me he metido, y ahí ha surgido la historia. Otros son de mi lista de pendientes, por ejemplo fui al castillo de Moya. Ese día fui a verlo y a recorrerlo, está en el libro anterior. 

A.E.: A la hora de visitar esos destinos no programados, que están improvisados. ¿Cuál es el estímulo que te hace recorrerlos?

J.V.: La curiosidad. Algo me dice que aquí, al final de esto hay algo bonito. Algo me lo dice sin saberlo, y la curiosidad. Alguna vez que me he metido por un camino me ha tocado darme la vuelta porque no iba a ningún sitio. La mayoría de veces me ha llevado a sitios que me han hecho pensar que esa curiosidad ha valido la pena.

Si deseas ejemplares de 'Destinos y caminos' escríbenos a nuestro mail: aescenavalencia@gmail.com

Gracias Juanjo por esta entrevista para A Escena Valencia.