Hablamos en A Escena Valencia con Rocío Chico, dramaturga, directora y actriz. Del 17 al 19 de febrero en el Teatro Círculo de Benimaclet con "Carnival Striptease", el nuevo espectáculo de la compañía La Trinxera, un recorrido muy personal inspirado en vivencias reales, que nos traslada a la década de los 70 en Estados Unidos. Un testimonio vital de una época a través de los ojos y el trabajo de una fotógrafa, Susan Meiselas, y que va mucho más allá, para hablarnos de la violencia estética que sufren las mujeres en su día a día.

A.E.: Es un proyecto en el que has trabajado y explorado en varias parcelas: texto, dirección, interpretación. Lo primero que me gustaría preguntarte es ¿cómo surgió la idea de "Carnival Striptease"?

R.C.: Surgió a raíz del trabajo de Susan Meiselas, "Carnival Strippers". Estaba haciendo un curso en el que se hablaba de diferentes fotógrafos y fotógrafas de la agencia Magnum, y vi el trabajo que había hecho Susan Meiselas. Viajó durante tres veranos por ferias de la costa Este americana fotografiando strippers. Las fotos me parecieron impactantes, me engancharon desde el primer momento. Me dije, "ostras, aquí hay algo". A partir de ahí, se empezó a fraguar la idea. Empecé escribiendo algunas escenas a través de las fotos. De lo que me transmitía la foto. Por ejemplo, "¿qué pensaba la persona que salía en esa imagen?". Luego fue viniendo todo lo demás en el proceso de escritura. 


A.E.: ¿Cómo ha sido trabajar un texto que tiene una parte más actual y también ese viaje al pasado, adentrarte en esa época, en Estados Unidos, en los 70? ¿Cómo ha sido adentrarte en ese mundo?

R.C.: Era divertido, porque creaba a partir de una base muy general, una imagen, un retrato de una de las strippers, o fotos. Veía un ambiente muy claro, y me imaginaba cómo serían las personas que vivían en él, en esa época. Imaginándome muy bien el personaje de Lena; en nuestra obra es el personaje que ayuda a Susan a entrar en la feria, y le ayuda a hacer todo el trabajo. A partir de ese personaje que es tan principal en nuestra obra, ir construyendo toda una serie de personajes que lo que te están retratando es un lugar, más que nada. Te está retratando ese lugar y ese ambiente concreto.

A.E.: Además de las fotografías de esos tres veranos de convivencia con strippers, también tratas a partir de este suceso real y hablas de esa dictadura estética que sufren las mujeres.

R.C.: Esa fue la segunda parte de la escritura. No lo tenía tan claro en mi mente. Pero la verdad es que viendo las fotos de Susan pensaba "¿por qué si son fotos de mujeres desnudas o semidesnudas en un ambiente de striptease me están resultando menos violentas que los anuncios que veo en la tele, en revistas, etc.? De ahí surgió el paralelismo, antes se vendía el cuerpo de la mujer en estas ferias, pero es que ahora se sigue vendiendo. Mediante otros medios, pero se sigue vendiendo. 

La presión estética a día de hoy es muy alta, incluso peor que antes. Por lo menos, en las fotos de Susan veías una variedad de cuerpos, pero en la actualidad si pones la tele o te vas al cine, o una serie, está muy restringido el tipo de físicos que aparecen. Sobre todo en las mujeres, y también en los hombres, pero creo que ocurre más en las mujeres.

Cuando me metí en este tema se me fue hacia el mundo de la actuación. Al final es lo que conozco, y es lo que me toca, y si me salía escribir sobre eso tenía que ir por ahí. Fue un poco el instinto, y fue por ahí la línea paralela respecto a Susan.


A.E.: Hay un análisis que haces de cómo está la situación, la profesión. De cosas que parecen absurdas, pero siguen sucediendo a día de hoy...

R.C.: Lo peor es que realmente no fue tan difícil. Si te pones a pensar en situaciones actuales en el mundo de la actuación y demás, por desgracia me salen muchos ejemplos. Lo que le dice una stripper a otra en los años 70, lo puedo trasladar perfectamente a 2022 con una actriz hablando con otra, o una directora de casting hablando con una actriz que está haciendo una prueba. Se puede trasladar de manera demasiado fácil a nuestros días. Ese es problema, demasiado fácil.

A.E.: Asumes no solo desde la compañía, sino también desde lo personal. El texto es tuyo, asumes la dirección y también estás en escena. ¿Cómo ha sido combinar estas tres cosas en el proceso?

R.C.: El proceso ha sido muy fácil. Lo primero fue el texto. Estuve escribiendo antes de que nos pusiéramos a ensayar, luego siempre retocas cositas y tal. Estaba previamente escrito. Dudé mucho si interpretarla yo o no, pero me apetecía hacerla. Si voy a hacer una obra en la que quiero hablar de ciertos temas pues "voy a actuarla", "quién me va a decir que no". Si es nuestra producción. La dirección no la tenía clara al principio, no era mi intención dirigirla. Cuando tuvimos la reunión de compañía, mis compañeros me dijeron que tenía muy claro lo que quería conseguir, la idea, que tenía que ser yo la directora del proyecto. He sido la que he ido tomando las decisiones. Carles Sanchis, mi compañero, ha estado dándonos notas en los ensayos, viendo desde fuera. A nivel de interpretación necesitaba una persona externa que nos fuera guiando. Él lo ha hecho para apoyar la línea en la que yo quería ir. Desde dentro es más difícil verlo, nos ha estado ayudando mucho desde fuera en todo el proceso.


A.E.: Compartes escenario con Carmen Comes, con Carles Sanchis. Habrá sido un proceso de combinar momentos vuestros en escena siendo vosotros, y también siendo personajes...

R.C.: Primero trabajamos los personajes principales de Susan y Lena, y luego comenzamos a trabajar los otros personajes de la feria, que hacemos ambas, las dos coreografías creadas por Toni Aparisi, también las trabajamos al principio. Luego vinieron las escenas como Rocío y como Carmen, fue lo último. Fue un proceso poco a poco y luego ya se fue combinando todo. Hemos hablado mucho sobre el tema. Lo hemos analizado en cada ensayo prácticamente. Veíamos ejemplos cada día y lo comentábamos en el grupo de Whatsapp de La Trinxera.  Algunas de esas imágenes y ejemplos salen en vídeos que proyectamos en la pieza. Se han quedado muchos fuera porque eran muchas cosas. No hemos podido meterlo todo, pero ha habido mucho diálogo alrededor del tema. 

Ha sido un proceso muy fácil. Trabajar con Carles y con Carmen es maravilloso. Son dos personas que se dejan la piel, son trabajadoras, son talentosas, da gusto estar con ellos en escena. 

A.E.: Ahora que se ha estrenado en la Sala Ultramar, y con las funciones de la semana pasada, ¿qué comentarios y reacciones del público te han llegado?

R.C.: Muy buenos. Sobre todo el comentario que has dicho al empezar la entrevista, que es una obra necesaria. Lo ha dicho mucha gente, y eso me alegra mucho. Y pienso que sí, necesitaba hablar de esto, y que la gente también reciba que era necesario. La verdad es que estamos sorprendidos porque el recibimiento ha sido muy positivo. Estamos muy contentos. Estoy contenta también porque la gente está reconociendo que la violencia estética también es violencia hacia la mujer, también es violencia de género. No solo los golpes son violencia, sino que hay muchas cosas debajo de eso, y una de ellas es esta. Me alegra mucho que se reconozca como lo que es, violencia.


A.E.: Ya no solo con "Carnival Striptease", sino también desde La Trinxera, desde la compañía, ¿hay una línea que queréis marcar a la hora de enfocar vuestras producciones? Estoy recordando ahora vuestros últimos espectáculos y son muy diferentes.

R.C.: La verdad es que hasta ahora han sido ideas y temas que Carles Sanchis quería hacer. Proyectos que Carles quería hacer, y entiendo que este sea muy distinto, porque ha sido otra persona, en este caso yo, quien ha asumido los mandos. Somos muy distintos, el proyecto ha sido muy distinto. 

Lo que sí que hemos hecho desde el principio ha sido tratar temas sociales. Por ejemplo, el montaje anterior fue "Mercaderes de Venecia" y tratamos el antisemitismo en aquella época, dándole una vuelta de tuerca a la obra de "El mercader de Venecia". 

Siempre apostamos por temas sociales, digamos que esta vez el tema social es mucho más protagonista, es el motor que la mueve. Creo que a partir de ahora vamos a seguir por ahí, por hacer cosas sobre las que queramos hablar, que nos importen, que nos interesen. Intentar remover conciencias.