No hay mejor manera para hacer comedia que reírse de una misma. Ni más verdad que la de las historias reales. Es lo que sostiene Marian Villaescusa, capaz de convertir el cáncer de mama que padeció antes de cumplir los 30 en una rompedora y fresca pieza, Shhhh!!!, que se hizo con el galardón al Mejor Espectáculo Valenciano en la VIII edición de los Premios del Público de Sala Russafa en 2019. Precisamente, este teatro acoge del 3 al 6 de marzo el estreno absoluto de su nueva propuesta, Matriu.

La dramaturga, directora de escena y actriz no encuentra el sentido a inventar una historia si tiene cerca a alguien a quien le está pasando algo interesante. Y esta vez ha puesto el ojo en la maternidad. “Casi todas mis amigas son madres, las he visto criar y enfrentarse a ese cambio vital que yo no sé si podré experimentar porque, cuando enfermé, mi vida se paralizó y esa faceta aún sigue en suspenso. Pero alguien me dijo que no solo se es madre de bebés, que se puede ser madre de muchas cosas. Y, verdaderamente, esta obra está siendo un parto”, comenta Villaescusa sobre un proceso creativo y de puesta en pie del espectáculo que ha incluido numerosas cuarentenas, contagios de COVID, paradas para dar el pecho, alternancias en los turnos de custodia compartida y hasta una rotura del dedo de una mano.

Pero Matriu llega con un pan bajo el brazo, como un regalo, un homenaje a dos actrices y amigas de Villaescusa: Marta Salinas y Margarida Mateos. También a Julia, Carmen y Lucía, las tres hijas a quienes dieron a luz.

Además, es una reflexión sobre asuntos serios, como la violencia obstetricia o la difícil conciliación del mundo profesional y la crianza. “Si hiciéramos ficción, iríamos con más cuidado. Pero, al hablar de nosotras mismas, tenemos la ventaja de que es mucho más fácil reírnos y tratar este tipo de temas”, confiesa la dramaturga, para quien el biodrama también tiene su complejidad: “has de exponerte, estás contando tu vida o tus opiniones. Y para algunos puede ser delicado, pero yo tengo la impresión de que te libera”.

Años de amistad previa y muchas sesiones de trabajo, en las que las actrices respondieron a las mil preguntas de la dramaturga y compartieron cientos de experiencias. Esta ha sido la base sobre la que ha ido creciendo el texto escrito por Villaescusa, un curioso juego metateatral.

La obra recrea las sesiones de preparación de un espectáculo a las que una actriz recién parida lleva a su bebé, mientras la otra la observa desde un punto totalmente diferente de la crianza, cuando sus hijas ya son niñas y ella piensa en rehacer su vida. La directora atiende, entra y sale de escena rompiendo la cuarta pared, interviene en la acción dramática pero también interpela al público. Y, al fondo, corre de aquí para allá el ayudante de dirección, José Olmos. Él es el padre de la bebé y se interpreta a sí mismo, asistiendo a la directora cuando lo necesita, pero también haciéndose cargo del retoño mientras su pareja trabaja. Algo que en muchas familias es normal y, en otras tantas, pura ficción.

Equilibrando humor, humanidad, teatro y realidad, Matriu se asoma al universo de la mujer y a la complejidad de ser madre dentro de una profesión como las artes escénicas. Guiños a diversas disciplinas, como el clown, la danza o el teatro de objetos se asoman a esta comedia donde se alternan con naturalidad el valenciano y el castellano, donde hay espacio para muchas feminidades y masculinidades, donde las cosas más sencillas son las más importantes.