N.P. | En 1980 Magüi
Mira encarnó a Molly Bloom, mítico personaje de la novela Ulises, de
James Joyce, uno de los grandes textos literarios del siglo XX.
En aquella
época, Magüi Mira cautivó al público y a la crítica con su mítica
interpretación de Molly Bloom. Hoy, 40 años después, las mismas palabras
escritas por Joyce vuelven a ser interpretadas por Magüi Mira que, con sus 77
años, nos acerca a una nueva Molly. Con
mucho amor y mucho humor.
Molly vive una noche de insomnio. Su pensamiento vuela sin filtros hasta sus más profundos deseos, a veces escandalosos. Molly nos desvela su pasión por la vida, su relación con el sexo, sus principios femeninos. Molly, segura de sí misma, disfruta de la vida que vive y de la vida que imagina.
Esta
producción de Mirandez Producciones y Pentación espectáculos, con una valiente
dramaturgia y dirección de Marta Torres y Magüi Mira, se estrena
en el Teatro Talía de Valencia el 11 de noviembre, a las 20:00 horas y
estará en cartel hasta el 21 de noviembre, de miércoles a sábado a las 20:00h y
el domingo a las 18:30h, antes de empezar su gira por el territorio nacional.
Todas las mujeres somos la misma mujer
Qué es una mujer, se preguntaba seguramente James Joyce cuando escribió el último capítulo de su Ulises. 24.000 palabras. Sin puntos ni comas. Y como un hombre osado entró en el pensamiento de Molly. Pensamiento que definió arrollador y tembloroso de pura contradicción. Y cuando consiguió publicarlo en 1922, hoy hace 100 años, sus lectores se dieron de bruces con una Molly inabarcable, inclasificable, una mujer que no podían encapsular, como tampoco a la condición femenina.
Una mujer
casada no podía pensar así. Se horrorizaron ante la desvergüenza de una mujer
que recorría las calles de su vida a tropezones, vida que ella sabía
inexplicablemente injusta. Sus gritos conmovedores, por la urgente necesidad de
oxígeno limpio, zarandearon el alma de muchas mujeres y de muchos hombres que
entonces leyeron ávidamente la novela esencial del siglo XX: el Ulises
de Joyce.
Hoy las palabras de Molly Bloom
permanecen intactas, pero el mundo se mueve y se transforma. Ahora puedo
entender su resignación como una generosa aceptación del deseo insatisfecho de
ser amada. Molly acepta la vida de mujer que sostiene el mundo, fuerza
imparable de la madre naturaleza, de la madre tierra.
Molly es un espíritu libre y
puro, que no se somete al control y al abuso masculino. Molly es una voz
directa y limpia que habla de otra vida posible en la que quiere su espacio.
Molly tiene los ojos cansados de las mujeres que han transitado años de su vida,
la vida de las mujeres hembras que amamos, parimos, y amamantamos a hijos,
padres, amantes... Molly dice SÍ a la vida. Con un humor más descarado y sabio.
Y por eso, hoy, su capacidad de provocación es más impactante. De ahí nace su
apabullante belleza.
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