La compañía Arden Producciones celebra sus 25+1 años con 'La Niebla', y más de 10 años desde el nacimiento de Sala Russafa. Con texto y dirección de Chema Cardeña, quien comparte escenario con Juan Carlos Garés, esta obra sirve de cierre para un ciclo que se inició con 'La Estancia' en 1995.

'La Niebla' nos traslada a 1627, con el gran poeta y clérigo Luis de Góngora, que vuelve a su Córdoba natal, tras sufrir un grave episodio de amnesia. Lejos de sus tiempos en la corte de Madrid, el autor, más vulnerable y solitario que nunca, hace balance de su vida, sus amistades, sus dudas, y sus miedos. No estará solo. En esa especie de bruma y de celda de la memoria le acompaña Francisco de Quevedo, su eterno rival, con quien hace un repaso sobre su vida, sus obras, su legado como artistas, sus piques dialécticos, sus andanzas, sus luces y sombras, junto a otros temas como la crítica social, la introspección, la reflexión sobre el pasado desde el momento actual, y la propia condición del artista, y su supervivencia en el tiempo.

La obra apuntala su carpintería teatral sobre el sólido trabajo de personajes y su caracterización, además de un texto ágil que combina la comedia y el drama, donde la dramaturgia nos lleva a palabras y conceptos que nos remiten a la época de sus autores, pero también con una mirada ácida y mordaz desde el momento actual, con la que conectamos enseguida. Además, hay un trabajo selectivo en las proyecciones, donde aparecen varios personajes importantes en la vida de ambos autores, como Lope de Vega, Felipe IV, La Gallarda y María de Zayas, interpretados por Iria Márquez, Rosa López, Manu Valls y Saoro Ferre.

'La Niebla' forma parte de la línea de teatro histórico de la compañía. Un trabajo de aproximación a figuras universales, como en este caso Góngora y Quevedo, que se agradece. Como espectador, sales de la función sabiendo y conociendo más a estos autores, y eso es enriquecedor. Es una obra con un amplio segmento de público, y de diferentes edades. Es importante que alumnado de ESO y Bachillerato que esté estudiando a estos autores vea este espectáculo, para conocer mejor sus obras y sentirlos más cercanos. También estudiantes de interpretación, ya que el trabajo actoral es potente y muy importante. Y personas amantes del teatro, porque es un espectáculo que respira la esencia de lo que debe ser la representación, contar historias para que perduren en el tiempo, rescatar hechos y personajes importantes de nuestro pasado para que se sigan reivindicando hoy en día.

Otros elementos a destacar del montaje es su música original, obra de Gonzalo Fuster y Alberto Montero, que nos traslada a la época del siglo XVII. También el vestuario, creado por María Poquet, que identifica y diferencia a ambos personajes. También la caracterización de Vicen Betí, que recrea el aspecto de los personajes, y los acerca a su aspecto histórico. El diseño de luces de Pablo Fernández y la escenografía de Fet D'Encàrrec, siguiendo una idea original de Juan del Busto, combinan la estética tradicional que requiere el espectáculo con el movimiento para la parte audiovisual.

Hasta el 14 de noviembre en la Sala Russafa. Recomendada.