"Una vez, una casa" un inquietante cuento atmosférico

Wichita Co. estrena su nuevo espectáculo, una coproducciĂłn con La Rambleta. Como en montajes anteriores de la compañía, VĂ­ctor Sánchez asume el texto y la direcciĂłn del espectáculo, pero se aleja de lo que nos tiene acostumbrados. No tiene nada que ver con "Cuzco", ni con "Nosotros no nos mataremos con pistolas", por citar dos montajes de la compañía. Es lo bueno y un valor en alza de la compañía, que nunca sabes lo que van a hacer, pero sabes que lo que hacen será bueno. 

Y asĂ­ ha sido con "Una vez, una casa", un cuento de terror, casi más un thriller atmosfĂ©rico, de psicologĂ­a de personajes, una introspecciĂłn en el mundo de la literatura y su rivalidad creativa. TambiĂ©n una mirada perturbadora a esa especie de dictadura que nos rodea, al miedo a ir contra lo normativo, a perder nuestra humanidad por un propĂłsito mayor. La obra traza muchos caminos y tiende puentes al espectador, camina de la mano con Ă©l todo el rato, no lo suelta, lo guĂ­a, pero no le adelanta cuál es el siguiente paso de la obra. Otro logro de este montaje, la sorpresa que supone para el pĂşblico. El puzle se va desgranando poco a poco, trazando la dialĂ©ctica de los temas a travĂ©s de los personajes, pero sin dejar de saltar de uno al otro, y volviendo a ellos para dar más amplitud de mirada. En muchos momentos, una mirada, un movimiento, un caminar o un silencio cobran una fuerte presencia en escena y definen muchas imágenes del montaje.

La obra transcurre en un futuro cercano en nuestro paĂ­s. Dos amigas se vuelven a encontrar despuĂ©s de muchos años. El encuentro cuesta, la casa está apartada, entre un bosque lleno de árboles, que en realidad es un jardĂ­n. Un jardĂ­n lleno de perros, y no de cualquiera raza, son veinte Rottweilers, propiedad del marido y cargo importante del gobierno. Un marido que es como una presencia amenazadora, nunca aparece en el montaje, pero es un peligro constante, muchas veces angustioso. Los dos personajes protagonistas rememoran su pasado, incluso su amor, en el grupo de escritura literaria. Una de ellas es una escritora de Ă©xito y la esposa con poder y dinero; la otra es secretaria y ha dejado su carrera literaria. Son las dos caras de la misma moneda. ¿Es un encuentro casual o hay algo más? 

En la lĂ­nea del thriller psicĂłlogico, la casa solariega perdida en mitad de la meseta, resulta ser una prisiĂłn, un lugar del que es imposible salir y cuyo peligro aumenta cuando anochece. A crear esta sensaciĂłn ayuda y mucho la brillante escenografĂ­a de Luis Crespo. Es imponente, elegante y está muy jugada. Nada está por quĂ© sĂ­, todo juega en algĂşn momento de la obra. Además de la banda sonora inquietante y atmosfĂ©rica de MartĂ­ Guillem, el vestuario impecable de Teresa Juan.

Mención especial a la tres actrices protagonistas, en especial al duelo interpretativo, uno de los mejores de la temporada, entre Rebeca Valls y Silvia Valero. Son dos de las mejores actrices de esta tierra, y lo muestran una vez más. Dos personajes opuestos que llevan todo el peso de la historia, junto a la presencia hipnótica de Paula Puchalt, que además está apoyado por una excelente propuesta corporal de Cristina Fernández, donde resalta la animalidad del personaje y su asilvestramiento.

La obra nos habla de la privaciĂłn de libertad, de cĂłmo reaccionarĂ­amos ante los abusos, ¿callarĂ­amos para conseguir el favor de alguien poderoso, o denunciarĂ­amos a travĂ©s del arte y la cultura ese sinsentido?

Un magnĂ­fico trabajo de Wichita Co. Hasta el 26 de septiembre en La Rambleta, que más adelante podrá verse en la Sala Off de Valencia.

Imágenes de Jordi Pla

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