Autor: Xavier Puchades. Dirección: Carles Sanjaime. Reparto: Álvaro Báguena, Dani Machancoses, Lucía Poveda, Gloria Román, Silvia Valero, Guille Zavala. Con la coordinación de Paco Zarzoso.
El colofón al ciclo lo puso ‘Indústria’ de Xavi Puchades. El
texto se encuentra en la línea sobria del autor, con reminiscencias al teatro
de la muerte y el de la crueldad, pero también en una línea muy contemporánea.
En la presentación, Laura Sanchis lo relaciona con ‘Woyzeck’, el mítico texto
de Büchner y no le falta razón: el expresionismo en la construcción y en la
formación de la realidad desde el interior del personaje, más los efectos
deshumanizadores del protagonista Gómez son su signo. Puchades explora con
cierta complejidad en temas semejantes como la pobreza, lo moralmente
repudiable, la explotación y la locura. Ya el principio es un diálogo entre el
Capitán y el soldado Gómez donde hay resonancias a la obra de Büchner, como un
juego de espejos.
Pero Puchades toma ese soldado y lo sitúa en las guerras actuales,
desde el momento en que se han privatizado los ejércitos. Gómez es una persona
que ha vivido unas condiciones adversas y para salir de la pobreza es
contratado por una empresa militar. Cada escena discurre en un espacio real
distinto donde ha habido guerras desde los años noventa: Bosnia, Haití, África
central, Irak y Afganistán. Todo hasta volver a su Colombia. Se enfrenta a su
propia degradación, a su cobardía y a la necesidad.
Puchades aprovecha para señalar a la industria de toda
índole como la culpable de la explotación del individuo actual. No se queda en
la superficie sino que penetra en el fondo: la necesidad del hombre para
sobrevivir le lleva a aceptar oficios degradantes de un poder sin alma y con
ramas comerciales diversas. La militar es una capa oculta que, a su vez,
esconde lo existente.
Una primera escena excelente del capitán, un Álvaro Báguena
majestuoso, y Gómez abre el camino. A partir de ahí, Gómez, representado por un
excelente actor joven como hemos dicho en otras ocasiones, Guille Zavala, irá
penetrando en submundos en un recorrido donde su planicie inicial va
ensanchándose hacia la tortura. Se encontrará con Gloria Román, prometedora
actriz que interpreta correctamente a la joven que revela los abusos a mujeres
y niñas de los cascos azules, “los franceses”, donde Gómez quedará sometido a
un dilema entre la ética y el deber. En el fondo busca el cariño que no tuvo de
su madre. En el centro de la obra, se produce el encuentro con la jefa de
recursos humanos y un posible despido. Silvia Valero ha vuelto a los
escenarios, aunque sea como lectura, para demostrar que no ha perdido su
capacidad y el ser una de las actrices más valiosas de nuestros elencos. Como
lo es Lucía Poveda, capaz incluso de apagar al protagonista interpretando a
Inanna, la diosa sumeria
del amor y de la guerra (equivalente a la diosa Ishtar de los acadios), venerada en el templo de Uruk,
que espera la destrucción por parte de las tropas que arrasarán el museo de
Bagdad y así ser convertida en polvo para dejar de vagar por el tiempo. El
diálogo de ambos es un momento cumbre de una obra donde se aprecia la sabia
mano en la dirección de Carles Sanjaime.
Y no podía faltar el mercenario en Afganistán, interpretado
por un correcto Dani Machancoses, para culminar el paseo completado por otros
personajes como el niño, también interpretado por Poveda, y rematar el eco de
voces que Gómez escucha en su interior. De esta forma, Puchades logra infundir
una excelente profundidad a su texto con una alta dosis de teatralidad final
que complementa un libreto interesante y que valdrá la pena leer cuando se
publique. Sin olvidar la simbólica canción de Tom Waits que adorna un texto muy
firme de Puchades y que supera sus anteriores Saqueig y Èxit.
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