Silvia Valero es una de las actrices más destacadas en el panorama escénico y audiovisual valenciano. Entre sus últimos trabajos: “Plagi”, obra inédita de Rodolf Sirera de reciente estreno, junto a Diego Braguinsky; “Cuzco”, con Bruno Tamarit, y texto y dirección de Víctor Sánchez; y la premiada “Nosotros no nos mataremos con pistolas”. Acaba de estrenar en À Punt la nueva serie que podremos ver todos los domingos a las 21:15h, “La Forastera”, de Albena Produccions y Nakamura Films. Además, trabaja con su propia compañía de teatro Wichita Co. con la que ahora prepara su nuevo proyecto.

Foto: Vicovang

Estás en una serie de éxito que se acaba de estrenar en À Punt, “La Forastera”, y además con un personaje que podemos ver todos los domingos, Gloria, habitante de Serrabella, lugar en el que transcurre la ficción. ¿Cómo ha sido el rodaje y participar en un proyecto como “La Forastera”?

Ha sido muy reconfortante. Estoy interpretando un personaje diferente de lo que he hecho hasta ahora. En teatro, por mi voz y mi físico tiendo a tener papeles más fuertes. Tengo la  oportunidad de interpretar a Gloria,  es un personaje fuerte, pero en este caso es comedia, me da mucha satisfacción. El rodaje fue muy divertido. El elenco es maravilloso. Nunca había hecho una serie de televisión, al principio estaba muy nerviosa. Yo solo me decía: “tú fíjate en Enric Benavent, en Victoria Salvador, en María Maroto, en Jordi Ballester”. Era aprender de personas que estaban allí con más experiencia que yo. Y así lo hice, aprender de la gente que tenía más experiencia que yo y divertirme mucho. Los nervios se pasaron el segundo o tercer día de rodaje, y fue un disfrute, siempre con la intención de que saliera todo lo mejor posible.

Foto: Laura Amado. (Serie La Forastera)

Repasando tus últimos proyectos, y al hilo también de lo que has comentado ahora, hay papeles fuertes, con carácter. Estaba recordando ahora “Plagi”, obra en la que compartías escenario con Diego Braguinsky, y  texto de Rodolf Sirera. ¿Cómo ha sido tu experiencia ahora que estáis en plena gira con “Plagi”?

Muy satisfactoria. Estoy agradecida, y doy gracias porque además tengo mi propia compañía a la que dedico el máximo tiempo posible de mi vida. Considero que además trabajar con otras personas es muy enriquecedor. He deseado trabajar con otras personas y eso este año se ha consolidado tanto a nivel audiovisual como teatral. Cuando Diego Braguinsky me llamó para el casting me alegré mucho. Leí el texto y pensé: “Ah, es que es una mujer fuerte. Es una mujer con carácter.” (Risas) Trabajamos también la otra cara del personaje, la parte más sensible del personaje. Fue muy agradable. Nunca había trabajado con Diego, ni con Rebeca, ni con Edison. Fue una experiencia muy reconfortante. El teatro tiene algo como de abrazarnos, siempre tiene el poder de rellenarnos el espíritu y el alma, y eso me da calor. Siempre me reconforta y me reconcilia con la vida muchas veces. Ha sido una experiencia grata. Después de trabajar con Bruno y ahora con Diego… esto de ir a dos en el escenario… las batallas escénicas me fascinan (Risas) También me gustan los elencos más grandes, pero hay algo de intimidad, de compartir escena con una persona, una mirada constante, una réplica/contraréplica que me seduce un montón.

"Plagi", de Rodolf Sirera, con Diego Braguinsky.

Trabajando con tu compañía, Wichita Co. y además preparando un nuevo espectáculo…

El espectáculo se llama “What is love? Baby don’t hurt me”, es una adaptación libre de un texto de Chéjov, “Ivánov”. Está ya ultimando el texto Víctor Sánchez. Somos un elenco de 6 actores y Cristina Fernández llevará la parte corporal y estará como actriz también. Como novedad hemos hecho un trabajo de creación con todas las partes implicadas, tanto la escenografía, como la música, el vestuario… A raíz de las improvisaciones y del trabajo que hemos realizado, Víctor ha ido creando el texto. Estrenaremos en junio en la Mostra de Alcoi.

El nacimiento de Wichita. ¿Cómo fue formar la compañía y qué trabajos estáis interesados en mostrar?

Cuando acabé la carrera, tengo que decir que estaba la “crisis”. Al poco hubo ese hundimiento en el sector, se cerró Canal 9. Siempre que no he tenido algo, me he buscado las castañas, por así decirlo. Conocí a Víctor Sánchez por una amiga en común. Me llamaron Víctor y Teresa Juan para una pieza pequeña en el “Dia de la Dona”. Congeniamos muy bien los tres. Después, estaban las cápsulas de Miniteatro, y pensé en presentar algo. Se lo comenté a Víctor Sánchez para escribir un texto y también nos presentamos a Russafa Escènica con una pieza corta “Y pariremos la tierra”. También estaba Teresa ayudándonos con el vestuario y el espacio escénico. Después de estas experiencias, vimos que esto ya iba en serio, que teníamos ganas de currar juntos. Víctor tenía su propia compañía en Barcelona, que había hecho muchas cosas. Tenía su propio texto de “Nosotros no nos mataremos con pistolas”. Nos propuso montarlo y hacer compañía. Y así fue. Lo montamos y hasta el día de hoy. Víctor y Teresa tienen mucha belleza. Tenemos muchas cosas que contar. Me siento muy satisfecha. Hemos tenido una buena acogida del público, y eso nos motiva. Si “Nosotros no nos mataremos con pistolas” no hubiera tenido la gran respuesta que tuvo, porque eso supuso conseguir distribuidora y que la compañía creciera, no sé qué habría pasado… pero sin duda esa acogida del público, y el poder trabajar y vivir de nuestros espectáculos nos motiva a seguir adelante. Más allá de que cada uno hacemos también nuestros trabajos fuera de la compañía.

Quería preguntarte por “Cuzco”, fue un punto de inflexión. Un magnífico trabajo, en el que además compartías escenario con Bruno Tamarit. Un trabajo muy personal y con mucha química. ¿Cómo fue el proceso de “Cuzco”?  

En verano estaba estudiando el texto y pensé “esta muchacha está muy depresiva”. Era como muy contradictorio estar en la playa, vacaciones… y preparar un personaje de una chica que estaba con una profunda depresión. Víctor trabaja mucho la creación del personaje desde los actores. Nos mandaba tareas, por ejemplo: “redacta cómo sería el día normal de esta pareja, un día sin crisis”. Para que también conociéramos y buscáramos en profundidad a los personajes. No sólo al personaje en el momento en el que se le ve en la obra, sino todo su contexto. El espectador ve un momento concreto de esta pareja. La obra no cuenta la historia de “una pareja es feliz y entra en crisis”. Cuando se abre el telón, la pareja ya está en crisis. ¿Qué es lo anterior? Ese “anterior”, con Víctor se suele trabajar mucho. Construyendo este personaje, imaginándonos a esta pareja cuando se conocieron. Saber por qué esa grieta. Qué unía a esta pareja antes de que fuera una debacle. Así es un trabajo más personal. Con Bruno es muy fácil trabajar, de ahí la química. Bruno es uno de los grandes actores de Valencia en estos momentos. Sólo tengo que mirarlo para responderle en escena y a sus estímulos. Es un gran estimulador, Bruno Tamarit (Risas).


Foto: Vicente A. Jiménez. "Cuzco", de Víctor Sánchez, con Bruno Tamarit

¿Qué es lo más importante para ti en un proyecto? ¿O depende del instinto?

Tengo que reconocer que soy una persona fácil y empática. Cuando leo un texto, me des el personaje que me des, le encuentro maravillas. Gloria, por ejemplo, me fascina. Puede que haya gente que me diga que parece más estereotipado, pero me fascina y le encuentro mil historias para trabajar. Soy una persona que fácilmente encuentro las cosas que me motivan de cada trabajo que hago.

¿Hay algún personaje que te fascine o algún texto que te gustaría montar?

No. Seguramente después de la entrevista se me ocurrirán mil. (Risas.) Me siento satisfecha y realizada con lo que hago. Cuando he querido hacer algo, he buscado la manera de hacerlo.

Si tuvieras que echar la vista atrás ¿qué te aporta el teatro? ¿Ha habido un crecimiento personal y profesional?

Mi crecimiento personal ha ido muy ligado al teatro. Ahora he entendido por qué empecé con el teatro a los quince años. Entender para qué se hacen las cosas. Tras indagar el autoconocimiento, he entendido por qué. Voy descubriendo para qué me dedico al teatro actualmente. Sigo evolucionando y me encuentro con el teatro desde distintos lugares para encontrarle un sentido. Creo que en esta vida es muy importante el “para qué” haces las cosas. Y si algún día no encuentro un “para qué” en el teatro cambiaré de oficio o me buscaré las castañas. Sí que tengo que decir que no es algo materialista. No es algo económico, es emocional. Hoy en día me subo a un escenario, me siento viva y el teatro me hace vibrar. Me hace ser feliz. En el sentido más naif de la palabra. Parece que ser feliz no es importante. Para mí hoy en día es lo más importante, y es muy complicado serlo y no nos han enseñado a serlo. Hoy en día mi “para qué” del teatro es porque me hace feliz y me hace vibrar. El teatro es una herramienta de autoconocimiento muy grande. Me ha hecho crecer mucho a nivel profesional y personal y a día de hoy me hace muy feliz.