En A Escena Valencia seguimos con nuestra sección de entrevistas en profundidad. Esta semana hemos podido hablar con el director escénico Jaume Policarpo.

Salimos de ver una sesión matinal llena de "La Celestina" en el Teatre Talia, y quedamos en un café cercano con el director Jaume Policarpo. Un rato de conversación muy didáctico y entretenido donde nos habla sin tapujos del proceso de creación de "La Celestina" y sobre cómo trabaja desde el oficio cada uno de sus montajes a través de su compañía Bambalina Teatre. Cercano, amable, y con muchas ganas de seguir creando nuevas historias sobre un escenario.



Jaume Policarpo, director artístico y creador de la compañía Bambalina Teatre Practicable, un placer tenerte en A Escena Valencia. Hasta el domingo 10 de marzo en el Teatre Talia de Valencia no os perdáis "La Celestina", un premiado montaje, candidato a los Premios Max 2019. ¿Cómo está siendo toda la experiencia con "La Celestina", un montaje creado con actores, en este caso Pau Gregori y Águeda Llorca, y además con títeres y marionetas? ¿Esperabas este recibimiento con "La Celestina"?

En principio, cuando estás empezando a montar una obra, cuando la ideas, cuando estás empezando los ensayos, siempre andas muy inseguro y nunca tienes la seguridad que vaya a salir bien. Siempre tienes las mil paranoias. "La Celestina" era un espectáculo discreto, en cuanto a la producción se refiere, y no teníamos grandes expectativas. Ni grandes ni pequeñas. Esperábamos que funcionara en nuestro circuito habitual, y poder seguir trabajando, que al final es nuestro objetivo. 

Cuando estrenamos, con las primeras reacciones del público, después de tantos años de trabajo, empecé a notar que no era lo habitual. Que el público entendía, apreciaba y seguía el espectáculo. Desde el estreno, la obra ha funcionado muy bien. Es una obra que lleva tiempo en repertorio y bastantes funciones. Tuvimos la suerte de estrenar en el Corral de Comedias de Almagro. Hacer una obra como "La Celestina" y poder hacerla en un espacio tan emblemático y tan simbólico para la gente de teatro ya fue un espaldarazo enorme y una especie de inyección de ánimo. La verdad es que estamos muy satisfechos con todo lo que va pasando con el espectáculo. También ha recibido muchos premios, premios importantes, en la gala que se realizó el año pasado, que supone la recuperación de los Premios Institucionales de la Conselleria de Cultura (Mejor Actriz, Mejor Dirección..) 

Es un espectáculo que, en principio, lo planteamos como una producción discreta, de compañía, como todas las producciones que se realizan ahora desde las compañías, porque no se puede llegar más haciendo una producción profesional, el contexto no lo permite. Y de repente, pasaban cosas impropias de un espectáculo tan discreto, y estamos muy contentos.


¿Cómo fue la decisión de elegir "La Celestina"?

Fue algo bastante impulsivo. "La Celestina" es una de esas historias que siempre tienes en la cabeza. Es un proyecto que quieres montar, estudiar la obra porque creo que es muy interesante... Pero te hablo de hace 20 años... Y es algo como recurrente, que siempre piensas, y finalmente es ahora el momento. Fue algo más o menos así. Yo venía de trabajar el texto de "Fausto", una obra bastante comprometida, y de repente me metí con esta. Vale, será que estamos en esa época... (risas) y la verdad es que tanto con "Fausto" y con "La Celestina" me ha compensado en muchos sentidos. Lo que a priori parecía una temeridad y una aventura arriesgada, finalmente en ambos casos ha salido muy bien.

Estaba recordando ahora "Fausto", la pude ver en el Teatre Rialto y me gustó mucho. También es un trabajo, igual que "La Celestina", con intérpretes y marionetas. Digamos que tu sello de identidad como creativo es ese trabajo de los actores y las marionetas. A la hora de empezar un proceso, ese primer día de ensayos, ¿cuál es tu forma de trabajo?

Los procesos tienen muchas partes, muchas etapas. Al principio, cuando trabajo con actores que no tienen mucha experiencia con títeres y objetos, doy unas pautas básicas y propongo una serie de ejercicios y trabajos en los que intento abrir su mentalidad y su sensibilidad hacia el teatro de objetos. Quizá más para la comprensión que no por la ejecución. Hay una segunda parte que es más de habilidad y práctica para comprender por qué utilizamos los títeres, qué sentido escénico les doy yo, qué efecto tiene en el intérprete y cómo lo debe comprender el propio intérprete. Doy mucha importancia también al trabajo sobre el texto, intentar profundizar en el sentido de las cosas, por qué se dicen, cómo se dicen, en qué momento, la construcción de los personajes, la comprensión y el recorrido que hace cada uno de ellos a partir del texto. Y luego ya empiezo con el montaje, planteando las escenas... En principio hago un trabajo general cogiendo una escena de referencia, y cuando empiezo a aclarar cosas empiezo a montar en serio. Lo suelo hacer de manera bastante ordenada, planteando una escena de manera cronológica, una detrás de otra, y voy trabajando. Suele haber la interferencia de varias crisis que van haciendo que te plantees las cosas que vas haciendo, y dependiendo del proceso, de la obra, de la complejidad tienes más o menos crisis. La que sí que tienes seguro y coincide en todos los procesos es la última. La última semana. Todo el mundo piensa que aquello no está, que no llegará nunca, que esto no puede ser... Vamos lo de siempre (risas)


"La Celestina" está hasta el día 10 de marzo en el Teatre Talia. ¿Cómo ha sido la experiencia de ir a otras ciudades, como en el caso de Barcelona con mucho éxito?

Lo de Barcelona en particular era ir a una sala alternativa, no tenía mucha capacidad, pero el ecosistema catalán de salas alternativas es muy concreto y funciona de una manera muy determinada. Al ser una compañía de fuera de Cataluña, con un espectáculo como "La Celestina", la verdad es que los responsables de la sala confiaban mucho en la obra, pero no tenían la seguridad de que el público iba a responder. La verdad es que prácticamente se llenó todos los días, y ellos mismos estaban bastante sorprendidos, lo consideraban muy meritorio. Nosotros estuvimos muy contentos, especialmente los actores. La sala al ser pequeña tiene el problema de la rentabilidad, pero a nivel de recepción de público es perfecta, porque lo ve en unas condiciones muy buenas, todo es más íntimo y cercano. En general, la obra ha funcionado bien en todos los sitios donde la vamos haciendo, y eso es básicamente lo que buscas siempre. Cuando lo consigues, a lo que tienes que aspirar es a disfrutarlo. Básicamente Pau y Águeda lo disfrutan mucho porque además es muy motivador para seguir mejorando la obra, conseguir que crezca, y es lo bonito del teatro. Estamos acostumbrados a hacer muy pocas representaciones, y cuando consigues hacer un espectáculo de más largo recorrido te das cuenta que es importante hacer muchas funciones para conseguir un nivel de excelencia. Los espectáculos con un largo recorrido son otra cosa, y es muy bonito de ver y también de experimentar desde dentro del escenario.

En las funciones matinales de Educandos a Escena lo he podido vivir, han ido muy bien en el Teatre Talia, y el público joven la ha recibido muy bien. ¿Qué diferencias notas en los comentarios sobre la obra según público joven o público adulto? 

No hay una diferencia muy grande. Los grupos concertados se portan muy bien, por decirlo de alguna manera. No hay una diferencia ostensible entre un grupo concertado y un público adulto. Les llega igual, simplemente el ambiente es más dinámico, percibes las reacciones del público y más diversas. Esas reacciones son fáciles de integrar por los actores. Denotan que están dentro del espectáculo, lo están siguiendo, son reacciones normales a lo que sucede en el escenario. Desde que hicimos la obra en la Sala Carme hubo función para chavales y la verdad es que funcionó muy bien. Una obra como "La Celestina", con esta fama de dura, tocho, compleja y árida, está muy bien (risas.) Yo creo que ellos mismos se daban cuenta de "ah, caramba, esto me interesa, me interesa lo que está pasando." Entran muy bien en el código. Cuentas una historia y puede que ellos lo entiendan más rápido que un público que a lo mejor está más acostumbrado a ir al teatro, con más convenciones. Es una mirada más pura y más abierta, y lo comprenden mejor. 


Uno de los elementos que más me llama la atención de un montaje tuyo es la escenografía. Veo mucho trabajo de artesanía, buscas siempre producciones con oficio, desde la madera, desde la víscera. Estoy recordando "El geperut de Notre Dame", "Faust" y ahora "La Celestina". Para ti, como director y como creativo, independientemente del proyecto, a la hora de poner en pie una obra, ¿hay como un "leitmotiv" en el trabajo escenográfico?, algo que digas "si tengo que identificar algo sería esto".

La escenografía, y en general el montaje, procuro plantearla con elementos que yo controlo. Las técnicas tradicionales, los materiales. Como soy titiritero, siempre he fabricado mucho las cosas. Me gusta hacer cosas que yo comprenda bien en esencia. La escenografía se manipula igual que todo en el escenario, es cambiante. Juega en escena como un elemento más que cambia, que evoluciona. Es sensible a todo el movimiento y a todo acontecimiento escénico. Por eso, siempre mis escenografías son muy cambiantes, pero siempre se cambian a la vista del público. De manera que eso también acaba añadiendo una significación al conjunto de la obra. 

Si hablo de Jaume Policarpo, hablo de Bambalina Teatre Practicable. Si tuvieras que echar la vista atrás, ¿cómo nació en ti esa idea, ese deseo de "voy a montar una compañía y esa compañía va a ser Bambalina Teatre"?

Lo he pensado muchas veces. Es el gran dilema del que empieza o hemos empezado a hacer teatro. Si me quedo, me formo, me preparo, y me quedo a la expectativa que alguien me busque o me llame, solicite mi talento, mis servicios ¿no?; o por el contrario tengo la iniciativa de montar una compañía, un grupo, un proyecto en el que desarrollarme creativamente. Desde mi punto de vista, aunque fue todo bastante intuitivo, necesitaba expresarme creativamente como una necesidad básica. De una manera u otra hubiera acabado con la necesidad de tener un proyecto propio con el que poder expresarme. Creo que al principio no teníamos otro recurso. Empezar a hacer teatro en un pueblo como es Albaida en los años 80, por no haber no había ni teatro, o te montabas tú la paraeta o era muy difícil que allí fuera nadie a buscarte para ofrecerte "¿quieres aprender a hacer teatro?". Era impensable. O te lo montabas tú o la nada.  

¿Cómo sueles seleccionar a un reparto? Estaba pensando en dos montajes muy diferentes, "Faust" con Enric Benavent y Empar Canet, y "La Celestina" con Pau Gregori y Águeda Llorca. ¿Hay algo que le pidas a un actor o a una actriz a la hora de pensar que puede encajar en un personaje?

En general, me dejo llevar por la intuición. En el caso de "Faust" es algo particular porque al ser una producción pública, para mí era importante poder abrir el casting porque los propios actores le dan mucha importancia a poder acceder, o de proponerse para un montaje. Tienen toda la razón del mundo. Para el director es un mogollón ver a tantos actores y actrices, hacer un gran esfuerzo dentro de esa cantidad de propuestas, y elegir a los más adecuados para lo que tú quieres hacer. Eso fue decisivo en "Faust". Normalmente, cuando trabajo en mi compañía, conozco a los actores, más o menos, unos con los que he trabajado, y otros porque como director siempre estás pendiente de las producciones que ves, de la gente que está trabajando aquí. Siempre ves a los actores con esa manera de... "para el trabajo que hago este actor o esta actriz podría encajar". Es muy variable. Al hacer el casting, me ha ofrecido una panorámica de la profesión, que luego me resulta muy interesante como director. Es como decir "esto es el estado actual de la profesión". Porque se presenta tanta gente que te da una perspectiva muy amplia, y es muy bueno tenerla. En el casting, siempre les propongo trabajar con títeres y objetos. Es una parte del casting para ver cómo la gente se desenvuelve y cómo recibe este código. Es muy interesante. Depende del proyecto y del trabajo, siempre intentas buscar al actor o la actriz más apropiado para ello. En Kiti Kraft para mí era muy importante el canto. En la selección del casting era importante que tuvieran sensibilidad con las marionetas y que además fueran cantantes. Al final depende del proyecto.

¿Hay algún proyecto que te gustaría poner en pie?

Mogollón (risas). Me gustaría hacer "Edipo Rey", es un clásico grande, complejo. Es como un reto, lo tengo en la cabeza, la verdad. Me gustaría hacer también una obra que partiera de la escritura dramática contemporánea. Ahora estoy más dedicado a los clásicos, es muy enriquecedor. Cuando estás centrado en una cosa echas de menos hacer la otra. Supongo que no tardaré mucho en hacer algo de creación más pura. 

Muchas gracias a Jaume Policarpo por acompañarnos en esta agradable entrevista para A Escena Valencia. Hasta el 10 de marzo "La Celestina" en el Teatre Talia.

Gracias a vosotros, como siempre.