"No hay vacuna ni aspirina, que cure la cervantina". ¡Y mejor que no tenga remedio porque sienta fenomenal! Un virus placentero en forma de obra de teatro de Ron Lalá junto a la Compañía Nacional de Teatro Clásico, que hace las delicias del público, cerrando con broche de oro y sonora ovación en el patio de butacas. Son fechas de aniversario sobre la figura de Miguel de Cervantes, y CERVANTINA, lejos de conformarse con hacer un mero repaso por su obra, plantea un ritmo endiablado, gamberro y que mantiene su intensidad de principio a fin del espectáculo. Una manera de contar historias que hace muy personal a esta compañía y que muestra una vez más su gran calidad.

Canciones, versos, multiplicidad de personajes y mucho humor salpicado de crítica social a pie de escenario son las cartas de presentación de CERVANTINA, jugadas con la precisión de un reloj suizo, mucho oficio y buen hacer. Las salidas de tono actuales y las críticas directas hacia la apatía y el desinteres por "hacer algo" contra la podredumbre que nos rodea generan una fuerte sacudida en la platea, que conecta de manera inmediata con el espectáculo. En una España donde según algunas encuestas lo más visto son los documentales de La 2, se hace hincapié, con razón, en que todos decimos conocer la obra de Cervantes y habérnosla leído, pero ¿cuánto de eso hay de cierto? ¿para cuántos de nosotros sus obras no pasan de las estanterías de las bibliotecas y las tiendas?

Álvaro Tato, Juan Cañas, Miguel Magdalena, Daniel Rovalher e Iñigo Echevarría forman el reparto de CERVANTINA y nos transportan a fragmentos de «El celoso extremeño», «El coloquio de los perros», «El hospital de los podridos», «Don Quijote de la Mancha», «El licenciado Vidriera», «El retablo de las maravillas», «El viejo celoso», «La Galatea», «La gitanilla», el prólogo de las «Novelas ejemplares», «Persiles y Segismunda», «Rinconete y Cortadillo» y «Viaje del Parnaso». Sus 90 minutos de duración pasan en un suspiro.

En un momento social y político de claro desinteres por la cultura y por el teatro, toca una llamada a la acción, sentirnos orgullosos y conocer a nuestros autores, con más razón en este caso siendo uno de los escritores más universales de todos los tiempos. Ron Lalá nos vuelve a enamorar con su homenaje a Cervantes, después de su exitosa y espléndida obra sobre la figura de Don Quijote.

 

A través de los diferentes cuadros entrelazados con inteligencia por la dirección de Yayo Cáceres, se presentan hazañas y pasajes famosos de distintos textos de Cervantes. Lejos de caer en una presentación densa, Ron Lalá, con mucha maestría, acerca lo máximo posible esos textos y personajes al público de hoy en día. Grandes voces, trabajo coral con gran química de equipo y una iluminación y puesta en escena cuidada con mimo y esmero son más puntos a favor de este montaje. Nadie debe perdérselo. Hasta el 12 de febrero en el Teatre Talia de Valencia.

Larga vida al teatro. Al teatro hecho desde el oficio, con pasión y entrega, y con la voluntad real de contar historias y hacer que las cosas cambien. Bravo, Ron Lalá.