Es sin duda una de las grandes películas del momento. Ganadora del Premio del Jurado en el pasado Festival de Cannes, "Sirat" se ha convertido en toda una revolución para el cine español y en una de las cintas más taquilleras del año. 

Un gran mérito para un proyecto lejos de lo comercial y lo convencional que ha logrado impactar de una manera única y rotunda en la audiencia. En A Escena Valencia, hemos podido charlar con su director Oliver Laxe y con su actor protagonista, Sergi López

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A Escena Valencia: Aprovecho, en primer lugar, esta entrevista Sergi para confesarte mi admiración. Siempre haces grandes trabajos y eres una garantía para el espectador. Hay una película que marcó un antes y un después para mi, "El laberinto del fauno", de Guillermo del Toro, y ese personaje tan odioso... ese militar villano que llenaba la pantalla... Siempre consigues una intensidad como actor en tus personajes que los hace muy creíbles. Inspiras mucho. 

Ahora con "Sirat", estás en un registro dramático. Un padre de familia que busca desesperadamente a su hija en mitad del desierto junto a su hijo pequeño. En la charla con Oliver, que después desarrollaré más en este artículo conjunto, él habla mucho de lo espiritual, de lo emocional. Tiene una dialéctica muy especial. 

Sergi López: Así es Oliver, sí. En mi caso, tengo 59 años. Voy a cumplir 60. Hace ya tiempo que estoy obligado a convivir conmigo mismo. Me doy cuenta que no soy muy cinéfilo. Cuando trabajo estoy rodeado de gente muy cinéfila. Saben mucho de películas... de las películas que se han hecho... de Historia del Cine... Tienen muchas referencias... En mi caso, yo no tengo referencias de cine. Me doy cuenta que tengo una carrera en el cine, que he hecho películas, pero he ido haciendo cosas un poco a salto de mata. No me he podido basar en referencias que tenía de directores, de guionistas... Creo que tiene que ver con la intuición. Nos pasa a todas las espectadoras y espectadores, no sabemos por qué pero hay algo que nos gusta, nos interpela. Ya sea romántico, divertido, gracioso, trágico... 

He aprendido a no tomarme las cosas en términos de dificultad, sobre todo porque vienes de hacer teatro. Si en teatro pones un palo y pasas por detrás de ese palo, no es una emoción dolorosa, intensa, profunda, que hay que arrastrar... Es como tirar a ver con el fuego, es un misterio, es jugar, es hacer un personaje. Para creerme, creerte, que te llamas Luis, es una mentira. A veces, mentir delante de gente que está mintiendo es más difícil. Yo he entendido que este es mi oficio. El juego es ese, lanzarte un poco al abismo. Es un juego. Es un oficio bastante divertido. Es organizarte y hacer cosas que no sabes cómo las vas a hacer.

Además, en este caso era difícil porque era algo que no solía hacer... pasaba una cosa en medio que lo dinamitaba todo... Le dije a Oliver que esto que le pasa a mi personaje, tan doloroso, tan explícito, tan extremo...no sabía si lo sabía hacer... No sabía si hacerlo, me parecía un poco obsceno... Meterse delante de la cámara en una situación así... Me parecía obsceno y me lo sigue pareciendo ahora... Bueno, yo me dedico a esto. Igual no sé cómo hacerlo pero intentarlo, siempre intentarlo a saco.


A Escena Valencia: Viendo la película, tras la proyección, hubo gente en el patio de butacas que aplaudió y se quedó comentando que le había impactado mucho. No se levantaron de inmediato del patio de butacas, se quedaron un largo rato comentando. También había alguna espectadora que decía que no sabía cómo se sentía. Es ese impacto tan personal que comentábamos antes...

Sergi López: Hay una verdad que tiene que ver con el lugar donde lo haces. La película, la cámara, rodar en el desierto. Oliver es muy bueno explicando. Él comentaba el viaje, el tránsito... El es un crack con esto. 


A Escena Valencia: "Sirat" plantea un viaje entre la vida y la muerte, de hecho su título hace referencia a la imagen de un puente que sirve de tránsito... Es una visión muy personal de Oliver Laxe que conecta con esas grandes cosas que muchas veces son tabú o nos son incómodas de hablar en nuestra sociedad. Es una película muy personal...

Oliver Laxe: Quería hacer una película sobre la muerte. Me parece que es una práctica, hay que pensarla, hay que sentirla y es lo que nos hace crecer. En muchas tradiciones, la gente lleva en su cabeza su mortaja. El turbante es la tela con la que les envolverán cuando mueran. Fíjate el efecto que puede tener eso en tu día a día. La humildad que debe darte eso, meditar constantemente sobre lo que llevo encima, te lo pones por la mañana y piensas que es probable que los tuyos te entierren. De alguna manera, creo que es sano. En nuestra sociedad también. El rito de las Fallas que tenéis aquí, a través del fuego y de la muerte dais la bienvenida a la vida. Es el misterio de la vida, en definitiva. Es como cuando una mujer pare, es una muerte y nunca ha estado tan conectada a la vida. Ese sufrimiento es lo que les hace estar tan conectadas y tan enraizadas. Necesitábamos instalar antes la muerte en la película, que el espectador tocara fondo, que la película barriera nuestro ego. Es una película difícil. Para mi ha sido difícil meter al público en este viaje.

A Escena Valencia: Sobre la secuencia final, está cargada de significado... Sin entrar en spoilers para quien no haya visto la película, creo que tiene mucho simbolismo y da pie a más de una lectura...

Oliver Laxe: No me gusta mucho hablar de mis intenciones y mucho menos en las secuencias finales. El espectador ya no está en la cabeza. Está más en la piel o más en el estómago. Ahí cada espectador interpreta o siente cosas muy diferentes. Hay gente que sentirá luz, hay gente que sentirá desasosiego, esperanza en ese tren, otros no... Depende muchos factores, de la persona, del momento... 

Ese tren lleno de seres humanos, anodinos, que representa la Humanidad. Están como en un tempo, en el estado de ser de nuestros abuelos. Esa serenidad que tiene que ser por algo, no es fácil. Es como una conexión a la vida a través de la muerte. A través de la dureza de la vida. Esas caras, esas arrugas en la cara...


A Escena Valencia: Comentabas Oliver que te parecía muy interesante la vulnerabilidad de la gente que aparece en pantalla....  

Oliver Laxe: Lo más difícil para un autor y lo sabes es asumir el gesto, con todas las consecuencias. Sin tener el fracaso en cuenta. Es una película muy arriesgada. El cine tiene una capacidad muy poderosa de sanar cierto imaginario colectivo, por el poder de las imágenes. Cuando se confía en las imágenes y en el espectador. No sé si esta película lo hace, pero se ha hecho con esa intención. Creo que el cine es como una ceremonia, la película sí te hace mirar hacia dentro. Te hace mirarte hacia dentro y plantearte tu propia finitud. No sé si consigue que te hagas preguntas, pero experimentas tu finitud. 

En el último tercio de la película, ves que bailan, notas que están haciendo una catarsis de mucho dolor. No solamente en el dolor que están sufriendo en ese presente, sino también el de sus familias, de sus linajes. Bailar es una catarsis muy buena. Están llorando y purgando ese dolor ancestral. Espero que en la sala de cine sea igual, que no sea tapar el dolor o escapar de él, que es lo que solemos hacer a diario.

Es una película de cuidados al final. Es algo que he experimentado en estas comunidades. La vida ha sido tan dura con ellos, los ha humildado tanto que notas que están menos ensimismados. Están más pendientes de los demás, hay más solidaridad, más ayuda. Decía San Francisco de Asís que "la gracia está en los marginados" y Rumi, que también parafraseo mucho, dice que "los corazones rotos son bonitos porque dejan pasar luz por sus fisuras".

Muchas gracias a Sergi López y a Oliver Laxe por esta charla tan enriquecedora para A Escena Valencia, y al equipo de Cines Lys Valencia.