Entrevistamos en A Escena Valencia al actor y director escénico Andrés Lima, que este sábado 10 de febrero nos espera en La Rambleta con 'Todas las hijas'

A.E.: 'Todas las hijas' está formado por cinco testimonios que se basan en la vida de las actrices...

A.L.: Ha sido un proceso de creación muy hermoso que iniciaron ellas. Me llamaron y me dijeron que querían hacer un proceso de creación. Eran cinco mujeres empoderadas que con su vida encauzada por sí mismas, unas con hijos otras no, unas con pareja otras no, entre la cuarentena y la cincuentena. A pesar de todo eso, seguían sintiéndose embarazadas de Bernarda Alba. Me pareció muy elocuente esa manera de expresarse y muy natural por parte de las actrices. Pensé que había algo muy interesante. Querían hablar de ellas y de su vida. Hicimos ese viaje. Partimos de ese germen, sobre lo que significa estar embarazada de Bernarda Alba. Todo lo que ello conlleva. A partir de ahí, empezamos con improvisaciones y con algunas de las escenas de Lorca y de Bernarda, que luego se han quedado como telón de fondo. Eso que llevaban dentro a través de su familia, de sus madres, de sus miedos en definitiva. De ahí surge 'Todas las hijas'. 

A.E.: En más de una rueda de prensa, he escuchado a actores y actrices que han trabajado contigo hablar de cómo trabajas la emoción a partir de vivencias. No sé si llamarlo "catalogar" la emoción a la hora de trabajar una escena y un conflicto.

A.L.: Prefiero no catalogar. No es que yo trabaje con la emoción, es que ellas revisaban su cultura, su vida, su educación. Su manera de estar en el mundo. Con tu propia vida, al relatarla, surge la emoción. No es solamente la pena, también es la risa desbocada, o el éxtasis. Son muchas cosas por las que pasan en esta función. Me interesa como en este caso, un grupo tan potente como estas cinco actrices y cuentan algo de verdad, nos llega. Llega mucho a las mujeres, y a los hombres también. Ellas hablan de sus parejas, de su padre, de su madre... Nos sentimos muy identificados en ese recorrido. 

A.E.: Me parece una premisa muy interesante porque se habla de algo tan humano como es el miedo. ¿Cómo ha sido el proceso de ensayos?

A.L.: El miedo es una emoción muy potente. A veces, por desgracia y por fortuna, es un motor demasiado constante en nuestras vidas. El miedo puede ser una alerta para protegerte. Muchas veces es algo paralizante, o que te anula. En el mundo de las mujeres, en la sociedad en la que vivimos, el miedo está muy presente. Tuvimos varias ideas. Uno de los puntos clave de 'La casa de Bernarda Alba' es el miedo, el que ejerce la madre y el miedo a que ellas se expongan al mundo, el miedo a hablar con un hombre, el miedo a no hablar con un hombre, el miedo entre madres e hijas... Lo que hicimos con el escritor David Caiña y todo el grupo artístico fue empezar por ahí. Si os sentís metafóricamente embarazadas de todo ese mundo que Lorca nos contó en el 36, vamos a ver lo que hay todavía en vosotras. 

Empezamos a improvisar con algunas de las escenas de Bernarda, una obra en parte de terror. Hicimos un viaje paralelo y cogimos un libro que se llama 'La reina del grito' de Desirée de Fez, que ha catalogado a través del cine un montón de miedos femeninos de mujeres. Ella habla de que el cine de terror está sobre todo protagonizado por conflictos de mujeres. Es muy interesante y ponía como ejemplo muchas historias que nos servían de paralelismo teatral como 'El exorcista' o 'Posesión infernal', hasta 'Carrie'. Historias que de alguna manera catalogaban los miedos de las mujeres. El miedo al despertar sexual y de la regla con 'Carrie', el miedo a perder una hija con 'El exorcista', el miedo al abuso o la violación con 'La posesión', o 'La repulsión' de Polanski con Catherine Deneuve.

Con ese tipo de elementos fuimos conformando un organigrama de miedos que partían teóricamente de Bernarda Alba, pero que ellas tenían afianzados en su estómago, en su alma o en su corazón. Empezaron a hablar de sus relaciones de abuso, con la educación católica de este país, de la relación con sus madres, de sus relaciones de pareja... Salieron muchas cosas de los temas que habían planteado ellas con el enunciado de "Estamos embarazadas de Bernarda Alba". Así fueron saliendo a través de improvisaciones y testimonios de ellas mismas. La obra es ficción, se basa en esos testimonios, pero se dispara hacia otras cosas. 

A.E.: ¿Cómo ha sido el feedback con el público¿ ¿Cómo la han recibido? 

A.L.: Muy bien. En el estreno fue muy emocionante, y en general muy bien. Es una obra con la que te sientes identificado inmediatamente. Generacionalmente, yo desde luego. Soy de la misma generación que ellas. Mi hija tiene 18 años y se sentía identificada. La obra empieza con una mujer pasando por una calle sola. Empieza a escuchar unos pasos detrás, es un miedo muy concreto y ancestral. Solamente con el sonido de los pasos, a cualquier mujer le resulta reconocible. Es una sensación angustiosa. A partir de ahí, comenzamos a andar y a afrontar eso. 

A.E.: Estaba ahora pensando en obras que he visto tuyas. La anterior que pude ver, además en La Rambleta, fue 'Shock'. Un trabajo magnífico. Me gustaría preguntarte sobre el proceso de documentación del espectáculo y la decisión de dividirla en dos partes.

A.L.: Fue un proceso bastante largo. Intento trabajar como he hecho en 'Todas las hijas'. Intento elaborar un proceso de creación con talleres y encuentros previos. Es donde se va configurando la dramaturgia y el posible montaje. Intento que del tema hable quien más sabe. En 'Todas las hijas' hablan ellas, pero en 'Shock' fue una historia sobre todo basada en la documentación periodística de gente que estuvo en el conflicto, o los documentos que quedan. La obra está basada en la obra de Naomi Klein, y textos basados en la documentación histórica y periodística. Del avance del neoliberalismo a través de la violencia hasta hoy mismo. Íbamos haciendo talleres con gente que conocía bien el contexto del golpe de estado de Chile, vino Joan Garcés que fue mano derecha de Allende, periodistas que lo cubrieron. Íbamos dando un repaso a toda la historia que queríamos contar.

La idea de dividirlo en dos montajes es sencillamente porque no daba con uno. El primero llegaba hasta los años 80, y la segunda desde la revolución de Thatcher y Reagan hasta hoy en día. Así cubríamos todo ese período de la doctrina del shock o del capitalismo del desastre.

A.E.: Pensando en montajes que he podido ver tuyos como 'Urtain', 'Las brujas de Salem', 'Moby Dick', 'El jurado'. Son proyectos muy diferentes. Puestas en escena muy diferentes, direcciones muy diferentes. ¿Qué obras te gustaría poner en pie?

A.L.: Hay tres. Una ya la estoy haciendo. Ya estoy en esos talleres. El relato sobre la Guerra Civil, desde 1936 hasta el 39. Estoy levantando la historia y se estrenará en noviembre de este mismo año. Es como hija o heredera de 'Shock' y de este tipo de montajes. Es poder contar la historia a través del teatro y no solo desde la emoción, sino también desde el documento. Hay dos obras que quiero hacer, en realidad no son dos obras. Es trabajar con la tragedia griega, con la familia de los Átridas, con La Orestiada. Me parece una pasada y una manera de retratar el mundo desde hace 2.500 años, pero esencialmente siguen siendo los mismos conflictos. En el otro caso, lo he actuado pero no dirigido, es Valle-Inclán y el esperpento. Siempre la inquietud del teatro contemporáneo, que es lo que estoy haciendo el caso del montaje de la guerra, trabajando con Boronat, con Mayorga, con Cavestany y conmigo mismo, a través de un grupo extraordinario de actores. 

Gracias a Andrés Lima por esta entrevista para A Escena Valencia.