Hablamos en A Escena Valencia con el actor y director escénico Miquel Aparisi. Nos espera en Artea Espai hasta el 19 de febrero con 'Te quiero eres perfect@ ya te cambiaré', una divertidísima comedia que ha sido un éxito de público estas Navidades. No te pierdas sus nuevas funciones este fin de semana.

A.E.: ¿Cómo nació la idea de crear el espectáculo? Además, fue un estreno originario del año 1997 y catalogado como un gran éxito del Off de Broadway.

M.A.: Todo comienza porque me gustó mucho cuando hice un taller en Madrid con Carmen Conesa, con este musical. Carmen Conesa lo había representado en Barcelona y en Madrid. En ese momento, lo conozco y lo trabajo con ella, como aprendiz, como alumno. Se me abren las puertas para conocer este musical. Lo estrenamos como muestra en Madrid, y cuando me vengo a Valencia. Lo primero que hago es pedir los derechos y me llega el material. Comienzo a traducirlo del inglés, para hacer la adaptación al valenciano enseguida, porque me parece muy chulo, un boom de espectáculo. 

En ese momento, estamos hablando de 2007, hacemos un tour por todos los pueblos de Valencia. No hay pueblo que no lo vea, la verdad. Lo hacemos en valenciano. Han pasado casi 20 años, y tocaba que aquellos pueblos que me llamaron, como Requeña y Buñol, a los que no pudimos ir porque no teníamos la versión en castellano, pudieran verla. Y así, no solo volver a los mismos pueblos, por si hay algún técnico de cultura que lo quiere ver en castellano y con su evolución, sino además llegar a aquellos que no lo han podido ver porque son castellano hablantes. 

A.E.: ¿Cómo ha sido esta dualidad de actuar y dirigir en el espectáculo?

M.A.: Lo llevo muy bien. No sufro en absoluto por actuar y dirigir al mismo tiempo. Cuando hacemos la escena, conforme lo que se ha hecho tomo apuntes, y los doy después o paro y lo voy diciendo, como cualquier otro director. Quienes están ensayando están siendo dirigidos por mi, y cuando ya lo han hecho se quita mi compañero, que hace el mismo papel que yo, y yo entro y lo hago. La dirección es instantánea, como si no estuviera actuando. A ellos les viene bien porque repiten la escena conmigo. 

Se sienten igual de dirigidos, como si yo no estuviera actuando, y estuviera dirigiendo solo. No me pesa, la disfruto mucho, y encuentro cosas que puedo mejorar desde dentro, desde estar viviéndola. Creo que es algo que no todos los directores pueden hacer, aquellos que no actúan. Es estar viendo cómo se está construyendo desde dentro; lo que te aporta es la visión y la sensación del sentimiento, de cómo te lo está diciendo un compañero, cómo te llega, si hay más o menos verdad, si está el nivel de código que quieres. Al estar dentro del código que quieres y al estar haciéndolo delante de tu compañero y de tu compañera, ellos lo captan en primera persona y pueden dar el mismo nivel que  tu estás queriendo dar de comedia. En otra ocasión, a lo mejor un director que no es actor no puede explicarlo igual. Creo que es más beneficioso que una desventaja. Se aporta ese beneficio: lo haces, lo ven y ya saben el código, y el nivel de comedia que quieres de caricatura, más o menos exagerado.

A.E.: Además, hay algo que juega a favor de la obra. Hay momentos muy disparatados, de mucha comedia gestual, pero realmente lo que estáis contando no dista tanto de situaciones cotidianas con las que el público puede identificarse perfectamente.

M.A.: Creo que sí. He hecho una apuesta muy grande en hacer un código al extremo, como ya dirigí 'Manos quietas, el espectáculo en las aulas' porque me interesan más en el teatro los extremos que el naturalismo. Cuando me siento a ver una obra, disfruto mucho de ver a un actor de oficio, dominando su instrumento, virtuoso, ese trabajo, de estar haciendo la parodia del personaje, la caricatura, rozando en algunos momentos la línea del clown. Hay ciertas obras teatrales que se prestan para hacer el código cómico llevado a la parodia, a la caricatura, y al personaje llevado al extremo, y otros que no tanto. Esta obra sí se presta, y la obra anterior que dirigí, 'Manos quietas', también.

Tenemos una herencia en España de esto, eran momentos entre el Siglo de Oro español de Lope de Vega, de Calderón, donde se hacían unas piezas breves llamadas "Entremeses" que se realizaban entre las obras largas con las interpretaciones muy al extremo, y que algunas se apodaron "El chabacan" de ahí el término "chabacano", un fiel reflejo de un pueblo, su habla vulgar, donde mofarse de sus defectos. La gente se lo pasa muy bien con estos personajes llevado al extremo, el vodevil, la parodia, y vemos que es una herencia hasta nuestros días, como en Televisión Española que es lo que se ve y lo que predomina. Martes y Trece, los Morancos, Cruz y Raya, José Mota. Si vemos la evolución de la televisión más importante de España, nos están haciendo los personajes en el extremo. La gente necesita disfrutar, desahogarse, que los chistes y las gracias se las den con mucha claridad, y saber cuál es ese personaje que estamos mostrando, con claridad, y de qué nos queremos reír. Por eso, he decidido dirigir a los actores así, en ese código, más predominante en la primera parte de la obra y menos en la segunda, pues entra en un periodo más reflexivo sobre todo hacia el final donde este código es menos necesario por lo que cuenta.

A.E.: Me gustaría preguntarte también por la elección del casting, porque además en Navidades han habido como diferentes repartos y rotaciones. 

M.A.: Y seguimos teniendo rotación en esta prórroga de febrero. Vamos a manteneros así durante los bolos y la gira que hagamos. La idea es hacer de dos a tres actores por personaje. Hemos pasado unos años malos, y mucha gente tenía muchos personajes y hacía muchas incursiones en muchas compañías para conseguir una nómina aceptable. Tenías que estar trabajando en varias producciones de varias compañías para poder tener algo garantizable a final de mes, y que te salgan varios bolos en varias compañías. Eso nos ha llevado a que las compañías y las producciones tengamos a dos personas para cada personaje, porque no te pueden dar la exclusividad. 

Hemos pasado tiempos de pandemia, donde una persona se tenía que aislar, y te podías quedar sin bolo. Básicamente, ha sido por eso. Además, estamos hablando de cantar, cualquier persona se puede quedar con la garganta afónica. Siempre trato, antes de decir que no a un bolo, de tener un par o más de personas para ese personaje. La gente está de acuerdo, porque así tienen otras compañías a las que pueden dedicarles tiempo.

A.E.: También es propio del musical, que un actor pueda hacer varios personajes, incluso rotar.

M.A.: Sí, el swing. El artista swing, que tiene varios personajes de la misma obra. Tiene varios y en este caso tenemos el mismo personaje y varios actores.

A.E.: ¿Cuáles han sido los comentarios, las reacciones? ¿Alguna anécdota? 

M.A.: Lo que predomina es que se les pasa muy rápido. El ritmo es trepidante. Los sketches duran entre 4 y 6 minutos. Y he conseguido que las transiciones no duren más de 15 segundos, entre escena y escena. Eso es lo que más predomina. La sensación de que se me ha pasado volando. La función está sobre hora y media. No es poco. Estamos en un tiempo bastante considerable, y da la sensación de que hubieran pasado 45 minutos, la mitad. Está muy recortada, muy bien adaptada a lo necesario. Vamos a lo que necesita la escena, y de una manera en la que se mastique el chiste, no dejando que la gente pestañee en ningún momento, que esté todo el rato viendo. Cada palabra está sostenida con algo. Lo que más dice la gente es cómo me lo he pasado y qué bien me lo he pasado. 

Anécdotas en el escenario. Se rompió una de las sillas del coche en medio de la función. Nadie se dio cuenta porque seguimos haciéndola como si no se hubiera roto. La magia del teatro es que es en directo.

A.E.: Me gustaría preguntarte por la línea artística. En el caso de Artea, de T'Estime Teatre, buscáis algo parecido a este montaje o hay algún autor u obra que te gustaría poner en pie.

M.A.: Nos juntamos Eduardo Escartí y yo a producir. Por ejemplo, 'Piratas, el secreto del árbol'. Es una producción conjunta de ElcoShow y T'Estime, y le llamamos Artea Producciones. La línea de T'Estime Teatre sigue lo que decía Peter Brook, esa sensación de nebulosa sin forma, que cuando te atrae algo que te apetece contar y decir empieza a cobrar forma. Cualquier cosa que yo puedo ver o leer, o puede surgir de mi. Estoy abierto a cualquier forma de escenificarlo, y de cualquier código distinto. Puedo pasar de un código histriónico a uno naturalista, a una pieza textual. Esa sensación de contar algo y llevarlo a cabo, con nuevas tecnologías o de la forma más sencilla. Cualquier cosa que me atraiga, y que la gente disfrute con ello. Comedia o drama, si el drama es algo que me nace contar y que para mi es necesario para sentirme bien y poder aportar y servir a la sociedad. Es para lo que lo hago, siempre quieres aportar un granito de arena para contar cosas y hacer un mundo mejor. Para alegrar a la gente, o concienciarla, o abrir la mente si es lo que toca, si es un drama o una tragedia.

A.E.: Gracias a Miquel Aparisi por esta entrevista para A Escena Valencia.