'Les Saurines' es una producción del Institut Valencià de Cultura, que podemos disfrutar hasta el 12 de diciembre en el Teatre Rialto de València

Con texto y dirección de Mafalda Bellido, cuenta en su reparto con Arianne Algarra, Raúl Ferrando, Empar Canet, Cristina García, Sergio Ibáñez, Estela Martínez, Fernando Soler y Begoña Tena. 

A.E.: ¿Cómo nació este proyecto? 

M.B.: Nació como un encargo del IVC, en el que se me solicitaba un proyecto para hacer una obra, y la premisa era que fuera una comedia. Siempre, cuando te encargan algo así, elaborar un proyecto, que no surge de ti, siempre tienes un poco de miedo. A veces, en la escritura pasan cosas que no controlas. Tu idea es escribir una comedia y no te sale, o el tiempo en el que estás no te lleva ahí. Como esa era la premisa, intenté trabajar desde ese lugar. Aunque es verdad que por mi querencia tiro más, no sólo hacia la comedia, sino hacia la tragicomedia, porque considero que en la vida podemos reír y llorar al mismo tiempo. Me gusta como enlazar las dos. La primera imagen que me vino fue un péndulo que tenía de mi abuelo, y a partir de ahí..., es una obra de ficción completamente, pero sí que utilicé el péndulo de mi abuelo, y pensé: "¿qué pasaría si ese péndulo que para mi familia era importante, hubiera pertenecido a una familia de mujeres?". 

Entonces empecé a encontrar el camino para esta obra. En realidad 'Les Saurines' habla de la sequía de un pueblo, y por qué una mujer, que es poseedora de un manantial, no quiere dar ese agua a ese pueblo. Ese es el disparador a través del cual comenzamos a conocer el por qué de esa negativa. A priori es extraño que alguien que tenga en su posesión un bien tan preciado se niegue a darlo a su pueblo cuando más lo necesita. A partir de ahí, es cuando conoceremos toda la historia de la familia de 'Les Saurines'.

A.E.: En este caso, además está esa dualidad, creas la dramaturgia y la diriges, ¿cómo es esa dualidad, combinar ambas cosas? 

M.B.: Es algo natural. En los textos de mi compañía he participado como actriz, como autora siempre. Luego he ido alternando como actriz o como directora. Aunar las tres vertientes me parece muy difícil. En 'Chucho' la escribí y actué. En 'Como si el fuego no fuera contigo' la escribí y la dirigí. En esta, estaba en la escritura y en la dirección. Es verdad que cuando un autor escribe, a veces escribe desde la escena. Hay autores que no, pero como en este caso sabía que la iba a dirigir, sí que escribí pensando en la dirección. Es verdad que cambian muchas cosas y se te ocurren muchísimas más cosas cuando estás trabajando. O previamente, al analizar la obra. Desde la escritura, te viene como mucho trabajo hecho. Sobre todo, una voz, un decir del texto que me gusta mucho tenerlo en la cabeza. En esta obra hay diferentes géneros. Unificar a todos los actores en el tono ha sido uno de los retos que hemos tenido.

A.E.: En cuanto al reparto, hay una sinergia, se juntan generaciones, intérpretes con más veteranía y nuevas generaciones...

M.B.: Ha sido una de las cosas más bonitas para mí. Es muy bonito ver cómo los jóvenes al principio van con mucha admiración hacia el elenco más veterano. Recuerdo los primeros días que había como mucho respeto. Me gustaría destacar la generosidad de todos los actores, tanto de la gente más veterana como los más jóvenes. Han sido súper generosos. A los jóvenes les ha encantado. Es que sólo de ver los ensayos ya estás aprendiendo, de Empar, de Cristina, de Begoña, de Estela. Es gente que hemos visto en escena muchísimo y admiramos. 

Ha sido muy gratificante para ellos ese encuentro. Ha sido muy bonito ver como... a veces se dice "es que la juventud..." parece que siempre tenemos esa manía, como de desprestigiar, y yo estoy tan admirada de su profesionalidad, rigor, trabajo. Es admirable desde dónde trabajan. Y es muy bonito verlo. Para las personas más veteranas también es muy bonito trabajar con gente joven, savia nueva. Y es muy gratificante aunar generaciones. 

Nos nutrimos y a la vez es necesario que la gente joven conozca a los profesionales que llevan tantísimos años en la escena, tirando esta profesión adelante. A veces, me sorprende que desde las escuelas de arte dramático, desde las escuelas profesionales que forman actores en Valencia, no haya como una unión, un acercamiento. La gente está muy al alcance de la mano. Únicamente tienes que hacer una llamada, "oye vamos a hacer un encuentro con actores, ¿os gustaría venir?". Y la gente seguro que estaría dispuesta. O con autores, con autoras. Creo que a veces esa desconexión debilita. Es muy interesante conocer a toda la gente que está currando desde hace tantísimo tiempo en la profesión. Y creo que los alumnos necesitan también conocer de primera mano a los profesionales que en este momento están en la escena, que estuvieron o tienen proyección de estar, que además han pasado por sus escuelas.

A.E.: ¿Qué feedback has tenido estos días de función?

M.B.: Estamos muy contentos con la reacción del público. Hubo una cosa muy bonita que me dijo un espectador, que es un actor de la profesión. "Bueno yo estaba sentado entre una pareja de jóvenes y personas más mayores que yo, y estábamos tres generaciones representadas ahí. Los tres estábamos súper metidos en la historia". Para mí eso es una gran alegría, que esta obra haya podido llegar a muchos grupos diferentes de público. Eso para mí es muy gratificante. 

A.E: Además de 'Les Saurines', quería preguntarte qué obras te gustaría poner en pie, sea adaptarlas o dirigirlas...

M.B.: He dedicado un año de mi vida a este proyecto. Estoy disfrutando de todas sus vertientes, en este momento quiero vivir intensamente todo el proceso.

El otro día me hicieron una reflexión "¿y tú bajas a todas las funciones?", pero cómo no voy a bajar a todas las funciones (risas) quiero estar en todo momento de este proceso. Cuando sea el 13 de diciembre ya me plantearé otras cosas. En este momento todavía estoy con 'Les Saurines' dentro. Que sí hay cosas en mente, pero necesito también un período de reflexión sobre a dónde vamos a trabajar la próxima producción de La Zafirina. 

Para mí ha sido un viaje profesional y personal, porque por circunstancias ha sido un año complejo en lo personal. Necesito un poco de parón, pero está siendo muy bonito... Muy enriquecedor. 

A.E.: ¿Qué es lo que como dramaturga te interesa más? ¿Hay algún género concreto? ¿Alguna temática? ¿O te dejas llevar según el momento?

M.B.: Desde hace tiempo suelo trabajar el tema de la memoria. "Yo maté a Carmencita Apolo", "Como si el fuego no fuera contigo", "Los que comen tierra", "Vidas enterradas"... en este período también estoy escribiendo un texto de memoria histórica, de hecho lo tenemos que rodar la semana que viene, un proyecto muy bonito, de historias de Castellón. 

Me interesa mucho ese período de la historia de España, de lo que supuso ese período para todas las generaciones futuras, para nuestro país, y para la sociedad. En esta obra he explorado diferentes teatralidades dentro de lo que es la dramaturgia. Está contada desde diferentes espacios temporales, que todavía no había explorado, y me ha gustado mucho.

El proceso ha sido muy bonito. La parte de la escritura ha sido más solitaria. En la cabeza tienes todo, y luego llega el trabajo con los actores. "Ahora es cuando realmente empieza esto". Y te das cuenta de las cosas que funcionan, las que no funcionan. Y en esta obra sí que he hecho muchas reescrituras a pie de escena, trabajando con ellos. Ha sido muy bonito. Hay cosas que estaban claras y otras que las hemos encontrado juntos. Por eso destaco lo de la generosidad. Sin estos actores tan generosos, que han trabajado tan en favor de la obra y de la confianza que me han dado, que ha sido mucha. No he podido trabajar más a gusto, es imposible. Tanto por lo que ellos han aportado, como por desde dónde hemos trabajado.

Imágenes: Vicente A. Jiménez