Esta semana en A Escena Valencia hablamos con la actriz y dramaturga Joana Börsch, que podemos seguir en su perfil de Instagram con 'Fugint de l'Escalímpal', donde recomienda cada semana montajes teatrales. Del 9 al 11 de junio, nos espera en Artea Espai con su obra 'Els ànecs mai han sigut animals normals'.

A.E.: ¿Cómo nació la idea del espectáculo?

J.B.: A raíz de vivir con mi abuela. Estuve como un año. Vivía con mi madre, pero mi abuela se puso mala y ya no era autónoma. Tenía que vivir en casa de sus hijas. Por circunstancias, mi madre era la que más facilidades tenía en ese momento. Mi abuela pasaba prácticamente todas las semanas en casa de mi madre, eso hizo que yo también me tuviera que responsabilizar en muchas ocasiones. Ahí empecé a notar una sensación extraña en relación a hacerse viejo, a hacerse mayor. Veía como un espejo en mi abuela lo que yo me iba a convertir, lo que yo iba a ser. Me generó en cierto momento como angustia de no querer llegar ahí. Me daba terror que alguien pudiera llegar a mirarme como yo miraba a mi abuela con pena, con tristeza. Al final, es un ser que ha llegado al final de su vida, y ya no puedes tener ni la vitalidad ni la energía ni el movimiento ni la autonomía que cuando tienes 30. Desde mis 30, en ese momento tenía 25-26, era terrorífico proyectarme desde mi juventud, imaginarme en una situación así. Empecé a investigar, porque tenía esa curiosidad, esa necesidad para sanar posteriormente la relación con mi abuela, que no es que fuese mala. No tiene nada que ver con la relación que tiene con el personaje. Ahí está muy exagerado. Me fui a Barcelona, escribí la obra, y cuando volví a Valencia... también es verdad que ya no vivía en casa... eso me permitió verla con otros ojos después de haber estado hablando con mucha gente, sobre cómo se relacionaban con sus abuelos y abuelas. Me ayudó a tener más calma, más paciencia, hasta que murió hace unos meses, pero yo puedo estar tranquila que le he acompañado hasta el final de sus días bien y sin rechazo.

A.E.: Me ha interesado mucho la relación entre los dos personajes Eli y Lina y su diferencia de edad. ¿Cómo evoluciona esa relación en escena? 

J.B.: La relación entre los dos personajes empieza muy madura. Empiezan siendo muy amigas. Una amistad que se ha forjado rápidamente, es muy intensa. La obra tiene diferentes realidades, es todo el proceso de duelo de Lina después de la muerte de Eli, que se desvela al principio. Pasan como dos realidades, como la realidad del recuerdo de ella y el recuerdo y las conversaciones que tiene con Eli para intentar superar el duelo. Esas dos realidades, por un lado, en el caso de Lina va superando el duelo y va acercándose más a Eli, forjando más esa relación final aceptando que ya se ha ido y dejándola marchar. Las dos aprenden la una de la otra. Lina se hace mayor totalmente con Eli, y Eli aprende que no es todo como ella lo ve. Las dos van aprendiendo mucho la una de la otra, desde su mirada y desde su mundo, van compartiendo. Es una maduración, y avanza hacia una amistad muy grande, infinita, que no morirá, será eterna.

A.E.: Es un tema recurrente, siempre lo ha sido, hablar de la familia y de los nexos de unión entre personas de diferentes generaciones. ¿Crees necesarios esos nexos de unión entre generaciones para aprender mutuamente?

J.B.: Totalmente. Cuando estuve haciendo toda la investigación, los jóvenes creían que era posible una relación de amistad fuera de la familia, y por eso quise hacer esto, que fueran amigas y no familiares para plasmar otras realidades. La gente mayor aprende de la joven, y la joven de la mayor, y es muy importante tener referentes de unos y de otros, y que estén juntos. En relación a la familia, es una de las cosas que reflexioné y que me dijeron a raíz de hablar con la gente y hacer las entrevistas. Tener a los abuelos y las abuelas más allá de las figuras familiares que representan. Sentarse a hablar, conversar y saber quiénes son. Muchas veces no sabemos quiénes son nuestros abuelos y nuestras abuelas más allá de que hacen unos arroces buenísimos o que lucharon en la Segunda Guerra Mundial o en la Guerra Civil, como anécdotas. No nos damos tiempo para descubrir quiénes son esas personas, qué les ha pasado, cómo han vivido. Ese aprendizaje ayudaría a que la gente mayor no tuviera a los jóvenes como "los jóvenes de hoy en día" y los jóvenes a los mayores tan diferenciados, parece como que hay dos bloques, lo que es la gente mayor y la gente joven. Creo que es muy necesario para el aprendizaje común. 

A.E.: En este caso, además eres actriz de la pieza. ¿Cómo ha sido el proceso de ensayos?

J.B.: Muy bien. Hubo como una primera etapa, hace dos años la intenté montar yo sola y dirigiéndola. Fue una desastre, y tener ahora la figura de la directora... sin Sabina no hubiese sido posible para absolutamente nada. Es verdad que la tenía muy impregnada, de haberla escrito, de tenerla muy clara en mi cabeza... de tener muchas transiciones, músicas, situaciones, escenario, como muy en la cabeza, de haberlo intentado... De repente, que una figura externa lo modifique, al principio había momentos en que había algo que me descolocaba, al final se la confié a ella. Para mí es la mejor, como actriz me sentía muy tranquila. Con Vicky es muy fácil trabajar, es una actriz maravillosa, que propone y tiene mucha capacidad y mucha intuición y escucha. Está mucho contigo. Creo que hemos encontrado un equipo muy guay de trabajo y los ensayos. A pesar de gestionarlo con nuestras vidas paralelas y la precariedad actual... ha sido cansado y duro... llego al final con ganas de mostrarlo. Ha sido muy satisfactorio. He crecido un montón. Me gusta mucho el resultado porque las miradas externas siempre te dan cosas nuevas. Si lo hubiera hecho yo todo, seguramente no habría tenido tantos matices. Me lo he pasado muy bien ensayando, creando, investigando. Muy guay. 

SINOPSIS: Eli y Lina se encuentran en un momento de su vida en el que se necesitan mutuamente. Cuando Lina se muda a València por cuestiones de trabajo, no esperaba que su vecina de 79 años se convertiría en su mejor amiga y le acompañaría en su entrada a la madurez. Gracias a Eli descubrirá un mundo que había dejado olvidado a su pueblo. Durante el tiempo que disfruta a su lado se despertarán una serie de sentimientos e iniciará una nueva relación con su abuela, más allá de la figura familiar que ésta representa. Eli vivirá sus últimos momentos acompañada de la energía y la fuerza que le dará la joven Lina y le servirá para marcharse en paz, sabiendo que deja una semilla que germinará, poco a poco, a lo largo del tiempo.

ENTRADAS: Artea Espai | Teatro