"Para ser actual hay que ir hacia atrás" 
Yayo Cáceres.

Hablamos en A Escena Valencia con el director escénico y compositor Yayo Cáceres, una de las piezas fundamentales de la carrera de Ron Lalá, y también de Ay Teatro, junto a Álvaro Tato

Hace unos días pudimos hablar con Álvaro y repasar su trayectoria. En esta ocasión, nos hemos ido al Teatro Pavón de Madrid, donde estos días Ron Lalá representa con éxito dos de sus espectáculos, '¡Shhh! La Reina del Silencio' y 'Villa y Marte'

Un placer de café y de charla donde Yayo Cáceres nos expone cuál es su manera de trabajar y de entender el teatro.

A.E.: Lo primero que me gustaría preguntarte, y más teniendo el libro delante, es por tu obra 'Deporteatro', publicada por Ediciones Antígona. Un libro que para los apasionados del teatro como yo debe ser una lectura más que recomendada. El otro día lo comentaba hablando con Álvaro en la entrevista, sobre tu forma de entender el teatro. En tus obras hay mucho ritmo, es un no parar de movimientos, de acciones, de texto... Para ti, ¿el escenario es como una cancha de tenis? ¿Como un deporte?

Y.C.: Sí, claro. Debe serlo. Me da la sensación, más que que una sensación una certeza, que el deporte en general suele ser más divertido que el teatro. Tiene que ver con los riesgos sistemáticos que se asumen en una pista, y con el ritmo trepidante que tiene un partido de tenis. Hablo de tenis, que es mi deporte de cabecera. Hablo de tenis porque tiene una pelota y una raqueta, y hablo de tenis porque es un deporte individual. Todo esto es la razón. 

Uno pensaría que deberíamos hablar de un deporte colectivo, y yo creo que lo que tienes es una suma de individualidades para formar un buen equipo. Además, lo que tienes que conseguir es que te dé más que la suma de las partes. A partir de ahí, nace 'Deporteatro', de preguntarte por qué el deporte me divertía tanto, y el teatro no tantas veces verlo. ¿Por qué no trabajar a partir del ritmo? ¿Por qué no creer que el teatro es objetivo y no subjetivo como todo el mundo piensa? etc... Si no se te ve, si no eres interesante, claramente no puedes estar encima de un escenario. Si ves a Kenneth Branagh sin subtítulos se le entiende más que a un actor argentino o español en una serie... 

A.E.: Es cierto lo que dices, porque ves una obra y a veces notas algo que no funciona. Y muchas veces es el ritmo. Quería preguntarte por 'Vive Molière', uno de los grandes éxitos del último trimestre de 2022. Para Ay Teatro, en este caso, Molière es un autor de cabecera.

Y.C.:  Para mí, en lo personal, es "el autor". 

A.E.: En la función, además, trabajáis diferentes capas, diferentes Molieres...

Y.C.: Sí. En el teatro, hay que trabajar en diferentes capas. Creo que cuantos más planos tengas para que el público pueda entrar al código, más posibilidades tienes de conseguir esa sinergia con ellos. Lo hice en la escuela de teatro, en Andamio 90, donde estudié en Buenos Aires. Se hacía bastante en el segundo año.

A.E.: ¿Cómo ha sido la dirección escénica del espectáculo? Porque son varias obras de Molière en este espectáculo, fragmentos de obras. Es Molière con sus diferentes estilos...

Y.C.:  Para mí, lo más importante es descubrir cuál es el viaje. Cuál es la vía por la que va el tren. Y luego, lo comentabas antes, ves que la obra decae, no se sabe por qué pero no enganchas, esto tiene que ver con el paisaje de la obra. Si yo te digo "vamos a Sevilla en tren" y de repente miras por la ventanilla y empiezas a ver fiordos, mar... Este paisaje no coincide con el viaje que estoy haciendo. Creo que cuando en teatro pasa eso, empezamos a perder el contacto con el espectador. Para mí, lo primero que tienes que conseguir es cuál ese tren, cuáles son las vías y por dónde va ese tren. Y luego, todo esto que dices de los retazos de obra, de los fragmentos... todo eso forma parte de ese paisaje, que si está bien acomodado tiene que ver con el viaje final.

A.E.: Quería preguntarte por ese viaje de Ay Teatro durante estos años. Estaba recordando montajes, 'Malvivir', 'Mestiza' y ahora 'Vive Molière'. ¿Qué línea de trabajo tenéis en la compañía? ¿Qué montajes queréis poner en pie?

Y.C.: Nosotros hablamos siempre de un teatro esencial, hacer teatro en el real sentido de la palabra. En esta época, en la que el cine no llegó a las 3D y quiere parecerse al teatro, y el teatro vive poniendo proyecciones para solucionarse la vida.  Me parece que lo que hay que hacer es teatro. Ser actual para mí es ir hacia atrás, por la manera de hacer teatro. ¿Qué cantidad de cosas puede ser un vaso que no sea un vaso? Escuela de teatro, primer año. Transformación de los objetos. Conseguir sinécdoque, metonimia, metáfora, símbolos, y trabajar con ellos. 

A.E.: Estos días estáis en el Teatro Pavón de Madrid con '¡Shhh! La Reina del Silencio' y 'Villa y Marte'. Son dos montajes muy diferentes. ¿Cómo está siendo el doblete estos días?

Y.C.: Bien. Siempre que tengas trabajo está bien. Creo que tener, de repente, dos obras en cartelera en el mismo teatro es un placer. Es una dicha que no te toca muchas veces. Creo que nos debíamos reflotar 'La Reina del Silencio', que fue un montaje que hicimos con Ron Lalá hace años, y volver a ponerla en pie. Es una cosa que nos debíamos. Y también explorar el teatro infantil, que fue la escuela donde yo estudié primeramente. Antes de estudiar en la escuela de arte dramático, estuve dos años estudiando teatro para niños. Básicamente, lo que hacen los niños es teatro. Es jugar seriamente a algo. 

A.E.: Hablando con más detalle de '¡Shhh! La Reina del Silencio' ¿qué me puedes contar sobre el montaje?

Y.C.: Es una gran clase de música. Es una obra para encontrarse con los grandes esquemas que conforman la música, aprender de ellos, vivir y divertirse a través de ellos. Lo que hemos hecho es trabajar con Mario Quiñones, que es un eximio guitarrista, estuvo trabajando con nosotros en Ron Lalá. Con Néstor Goenaga, un chico que conocí en la escuela, en la RESAD, cuando fui profesor especialista. Y Nieves Soria, de hecho vino al cásting de Molière. Llegó hasta la final y no quedó, y está en este espectáculo. Ahora estamos trabajando con ellos. Es mantener de nuevo ese espíritu. Cuantos más planos tengas de contacto con la gente, insisto con esto, más posibilidades tienes de contactar con ellos.

A.E.: Siempre que he visto un montaje de Ron Lalá he tenido ese impacto. El primero que vi fue 'En un lugar del Quijote'. Me pareció maravilloso. Siempre me pasa que hay una conexión. No es ver una obra, me contáis la historia y salgo del teatro. Hay una conexión emocional, una comunicación con el público, muy directa. Me pasó la última vez con 'Andanzas y entremeses de Juan Rana'. ¿Esto es algo que para vosotros es importante a la hora de plantear un montaje?

Y.C.: Es vital. Un montaje tiene que ser inmersivo. El espectador es un partícipe necesario. Contamos con la ventaja de la fe poética, la suspensión momentánea de la incredulidad. El espectador viene ya con ello, pero tienes que darle trabajo al espectador. El trabajo del espectador es imaginar, que se sienta parte del juego, que está al mismo nivel imaginativo al que estás tu en el escenario. Es lo mismo que pasa en el deporte. Estás jugando a la vez con el tipo que lleva la pelota, si no sucede eso no pasa nada entre el espectador y el escenario. El teatro no es intelectual, es físico.

A.E.: Estaba recordando ahora espectáculos anteriores, como 'Crimen y telón', 'Cervantina'... ¿qué me puedes contar de vuestro nuevo espectáculo, 'Villa y Marte'? A finales de enero, vais al Teatre Principal de Valencia.

Y.C.: Lo primero que te puedo contar es que es un placer ir al Teatre Principal. Es uno de mis teatros predilectos, por recuerdo y melancolía. 'Villa y Marte' es un homenaje al género chico. Estuvimos a punto de hacer un espectáculo hace años. Creemos fervientemente que hay que renovar el género chico. No en el sentido de evolucionar, que parece que es como creerse más listo de lo que ya se ha hecho. Volver a crear cosas que tengan que ver con la actualidad, con nuestro día a día. Que tengan que ver con Madrid, con España...

A.E. Además, en el espectáculo hay un componente de ciencia ficción...

Y.C.: La ciencia ficción, como dice Lalo Mir, un periodista argentino, siempre fue premonitoria. En este caso, era una excusa para encontrar el humor, que me parece extraordinaria por parte de Álvaro. Encontrar en una misión a Marte una ciudad que se llame Martiz, me parece extraordinario. Fundamentalmente, es un homenaje al género chico. Es recuperar todo aquello, antes de la zarzuela. Insisto con lo de antes de la zarzuela. Luego es una cosa que va a América y el 90% del teatro argentino de comienzos del siglo XX se desprende de ahí. 

A.E.: Quería preguntarte por una parte muy importante de vuestros espectáculos, la música. Pensando en un espectáculo de Ron Lalá, creo que es inevitable no pensar en música.

 Y.C.: Creo que es inevitable en el ser humano. No hay una escena de tu vida que no tenga música. Las escenas más importantes de tu vida, sea por buenas o por malas, si te fuiste a la cama con alguien que amabas o te han dado la peor noticia de tu vida. La música que estaba sonando en ese momento... no se puede vivir sin música. Estas cosas se suelen asociar con la vida burguesa. Cuando estás jodido, y lees un poema, te das cuenta de la necesidad vital del ser humano del arte. En condiciones normales no tanto, pero cuando estás en las puntas de la vida, te das cuenta de la importancia del arte. No se puede vivir sin el arte. Las obras de teatro tienen que tener música original. Allá donde escuches esa música dentro de 30 años, al único lugar al que te remitirá será a esa obra de teatro en la que la escuchaste.

A.E.: Volviendo a Ay Teatro, en el caso de 'Vive Molière', hay una pianista que interpreta los temas con música en directo. 

Y.C.: Sí. Marta Estal. En realidad, cuando decidimos que la íbamos a pillar, lo que hice fue componer toda la música en piano. Yo no soy pianista. En las producciones, todas las composiciones son mías. En Ay Teatro, toda la música es mía; y en Ron Lalá compongo yo, compone Juan, compone Dani, y compone Peri. Compongo desde que tengo uso de razón. Tengo 10 discos con canciones mías. Soy un compositor.

A.E.: Cuando pienso en Ron Lalá y en vosotros como artistas, interpretáis, componéis, cantáis... es un trabajo multidisciplinar. Es como un sello, una forma de hacer. Y además, también escribes. En este caso, hablamos de tu nueva novela, 'Serradori'.

Y.C.: 'Serradori' era un soldado de mi pueblo, de Curuzú Cuatiá, en la provincia de Corrientes, en Argentina. Él es un combatiente de la guerra de las Malvinas, que murió en combate. Es una novela, un modesto homenaje. Una novela pequeña, corta, sin ínfulas de escritor. En homenaje a él y a todos los conscriptos. No a los militares, a los conscriptos. Chicos con 18, 20 años, que fueron víctimas de esa guerra. Llevados al frente a pelear contra Inglaterra, en aquella locura que fue las Malvinas. Lo escribí en la pandemia, que estuve encerrado, por consejo de Fran García, mi amigo y ex integrante de Ron Lalá, y ahí está. La presenté hace poco en mi pueblo. Creo que está funcionando bastante bien. 

A.E.: Todas las obras de Ron Lalá y la reciente publicación de 'Vive Molière' las podemos encontrar en la Editorial Antígona.

Y.C.: El germen de la relación es Álvaro. Están editadas todas las obras de Ron Lalá. Ahora edité 'Deporteatro'. Tienen una delicadeza con los objetos libros, las ediciones son cojonudas. Ellos también, tanto Conchita Piña como Isaac. Un libro es una buena noticia, siempre. Para leerlo, o para igualar las patas de una mesa. Siempre sirve para algo (risas)

A.E.: Además, se pueden comprar los textos antes y después de la función. Creo que es muy importante, como cerrar el círculo. 

Y.C.: Creo que es mejor antes, porque si te aburres a mitad de la función puedes leer ya. 

A.E.: En el caso de 'Serradori', está editado por Librería Por la Paz.

Y.C.: Es una librería de Resistencia, en Argentina. Fue donde se imprimió la novela. Es una edición de autor.

A.E.: ¿Qué es lo que más te motiva a la hora de dirigir?

Y.C.: La disciplina ajena.

A.E.: De forma diferente, hay un gusto, tanto en Ay Teatro como en Ron Lalá por recuperar los clásicos. Traer autores clásicos, y traerlos a hoy para que la gente los conozca, sobre todo su forma de hacer. ¿Qué autores tienes de cabecera?

Y.C.: Son dos preguntas diferentes. Autor o autores de cabecera. Te diría que Shakespeare, hablando de clásicos. Shakespeare y Cervantes, pero Shakespeare sobre todo. ¿Qué autores me gustaría poner en pie? Pues todos ellos. Shakespeare me parece el número 1 junto con Molière, pero te diría Shakespeare por el tremendo mal gusto que tiene. Tiene una mala leche... Tiene dos cosas que no termino de encontrar en otros autores. Una de ellas es la mala baba, de cocinar a los hijos y darles en un pastel a su madre. Me parece que es de un nivel de riesgo que creo que tenemos que correr siempre que hacemos arte. Está todo junto en la vida humana, lo bueno y lo malo. Lo que me pasa con los autores del Siglo del Oro, que me encantan. Innegable lo de Lope, lo de Calderón. Aquí hay un patrimonio cultural vivo que no hay en toda Europa. Sin embargo, creo que la Iglesia ha hecho mucho daño ahí, está todo tamizado. En las tres últimas páginas solucionamos todo, y todo el mundo se va a su casa tan feliz. Creo que en ese sentido, la obra de Shakespeare tiene un poco más de libertad. Cervantes también la tiene, el Quijote es una prueba de ello. Es el inicio de todo lo que es la novela moderna.

A.E.: Recuerdo el magnífico trabajo de símbolos, objetos y la iluminación con aquellos puntuales que simulaban los espectros, en 'En un lugar del Quijote', y el esfuerzo de síntesis por hacer llegar la obra y la historia a todo tipo de público. Pude verlo cuando estudiaba teatro, y fue un montaje que me marcó mucho. ¿Cómo es el binomio de Yayo Cáceres y Álvaro Tato a la hora de trabajar?

Y.C.: Para mí es una dicha. Creo que tener al lado a una de las personas más lúcidas que ha dado España en el último siglo, te diría. En mi opinión, el mejor escritor que existe hoy día. Es una dicha. Como tiene una capacidad de trabajo y rigurosidad envidiable, es todo muy fácil y flexible. Es una gran palabra, en general los autores y directores suelen ser muy inflexibles, y esa es parte de los problemas. Como creo que como Álvaro no es un estúpido habrá dicho una cosa parecida. Porque si no por qué estaría trabajando conmigo (risas). 

A.E.: Cuando en un proceso de trabajo, Álvaro te plantea su visión de la dramaturgia, ¿sueles coincidir con él?

Y.C.: Depende. Lo que tiene que suceder con una dramaturgia, es que tú como director veas una puerta de entrada. Hay algo que empieza a funcionar. Luego esa puerta de entrada puede ser equivocada o no, pero tienes por donde entrar. No soy muy amigo de los autores que escriben con acotaciones. Y del mismo modo, creo que uno tiene que entrar a una sala de ensayos a dirigir y salir dirigido. En el sentido de que la obra empieza a tener vida propia, y te lo empieza a pedir ella, y tienes que hacerle caso. Tienes que ir y encolumnarte detrás de ella. Es la gran tarea de la dirección, y tampoco hay que ser empecinado, sino parece lo que hablábamos al principio, que algo no funciona y qué está pasando. La obra de teatro siempre es más importante que tu. Siempre lo que defiendes es más importante que tu.

A.E.: Además de recuperar los textos y autores clásicos, quería preguntarte por una autoría más vuestra. Algo totalmente actual y original de vuestro puño y letra.

Y.C.: 'Todas hieren y una mata' Es una obra de capa y espada enteramente escrita de punta a punta por Álvaro. Es de una perfección dramatúrgica, que no sé cuántas obras te puedes encontrar con ese nivel de solidez estructural. El propio 'Malvivir' está inspirado en un montón de cosas. La mano de Álvaro está sobrevolando todo el tiempo.

A.E.: Quería aprovechar esta entrevista y preguntarte por la gira, tanto de 'Vive Molière' como de 'Villa y Marte'.

Y.C.: En el caso de 'Villa y Marte', acabamos en el Pavón y vamos al Teatre Principal de Valencia del 27 al 29 de enero. También a Yecla, Logroño, Torrelavega, tras una extensa gira en 2022. En el caso de 'Vive Molière', vamos a Torrelavega, Avilés y Fuenlabrada. En la web hay fechas hasta abril de 2023. En el caso de 'Villa y Marte' es el segundo año, y en el caso de 'Vive Molière' está arrancando. Estamos ya pensando en una cosa futura. Siempre se solapan los espectáculos, está acabando uno y ya estás pariendo otro.

A.E.: Estaba pensando en Ay Teatro y en Ron Lalá, y hay una persona fundamental, Emilia Yagüe.

Y.C.:  Emilia es nuestra tercera pata en Ay Teatro, que es socia. Y es a su vez, la distribuidora de 'Villa y Marte'. Una mujer profundamente honesta, trabajadora, leal y con una visión del negocio, que además es muy interesante tener cerca. Llevamos un montón de años trabajando juntos, 18 si no me equivoco. Antes estaba en Imprebís, y la conocí ahí. Debo decirte que Imprebís marcó un antes y un después.

A.E.: 'Imprebís' es una compañía que siempre he tenido de referencia y los tengo en alta estima.

Y.C.: Estoy aquí gracias a Santiago. Fue con él que empezó toda esta andadura. 

A.E.: Santiago también trabaja mucho el ritmo en sus producciones.

Y.C.: Sí, de una manera diferente.

A.E.: Quería preguntarte qué comentarios y reacciones te han llegado de 'Vive Molière' y de 'Villa y Marte'

Y.C.: En general, son muy buenas. Confío mucho en lo que veo cuando terminan los espectáculos, cuando la gente aplaude, cómo aplaude. Si aplaude de pie o no. Cómo es la solidez del aplauso, es lo que me importa. Los comentarios ya menos, porque están distorsionados por un excesivo afecto, admiración, o porque no te quieren. Pasa lo mismo con las críticas. En cambio, el aplauso es real, ahí no hay mentira posible. Cuando arranca espontáneamente, o cuando cuesta arrancar. Todo lo demás lo relativizo mucho. Me interesa la opinión de muy poca gente. Tienes que tener dudas, ninguna persona inteligente carece de dudas. Me dejo llevar, las cosas que estoy muy seguro voy a por ellas, y las que tengo en duda, las pongo en duda. Me parece fundamental ponerse en duda. Una persona sin dudas y sin sentido del humor, mucho cuidado con ellas (risas) 

Corres unos riesgos con unas premisas, con unas vías por donde tiene que ir el tren. No sirven de nada las ocurrencias, sí las ideas. Esto decía Alfredo Alcón. Intentar distinguir enseguida lo que es una idea de lo que es una ocurrencia. Generalmente, uno suele ver un montón de cosas lleno de ocurrencias, y terminan no funcionando. Porque las cosas tienen que tener una dramaturgia en sí mismas. 

A.E.: Escribes, diriges, compones... ¿hay alguna faceta con la que te identifiques más o quisieras desarrollar?

Y.C.: Te diría que las tres cosas que mayor placer me producen es dirigir, dar clase y componer. Me hubiera gustado mucho seguir pintando, estudiar pintura. No se me daba mal pintar, pero no tengo paciencia. Me gustaría volver a intentarlo.

Gracias Yayo por este café y este regalo en forma de entrevista.

Más información:

Ay Teatro | teatro básico, teatro clásico, teatro nueviejo

Villa y Marte – Ron Lalá (ronlala.com)