Hemos podido entrevistar a Antonio Ariño, vicerrector de Cultura de la Universidad de València, sobre su nuevo libro "Culturas abiertas, culturas críticas" (Tirant Lo Blanch, 2018).
Imagen: Biel Aliño
Descubriendo con él los pasillos de La Nau, charlamos sobre sus inquietudes, sus nuevos proyectos, las razones por las que escribió esta nueva obra, fruto de años de investigación, y qué es para él el concepto de cultura. Una extensa entrevista que no debéis perderos, al igual que la lectura de "Culturas abiertas, culturas críticas". Gracias a Antonio Ariño por esta interesante charla, donde comparte su conocimiento y reflexiones con nosotros.
Portada del libro editado por Tirant Humanidades
¿Qué es y para qué sirve la cultura entre los seres humanos?
Las estructuras sociales en las que conviven los seres humanos cambian radicalmente. Esto nos lleva a tener definiciones de cultura diferentes. Básicamente, la cultura es aquello mediante lo cual los seres humanos producen significado de su vida y del mundo, mediante información que no procede del código genético. Es la información transmitida socialmente que no procede del código genético. Esto es la cultura. Ahora bien, se manifiesta de muchas maneras. Como no procede del código genético, en cada grupo humano se manifiesta de una manera. Cada grupo humano desarrolla una variable, una forma diferente de interpretar el mundo y la vida de los sujetos. Y eso es su cultura. Si fuera código genético puro, no habría variabilidad. En la medida en que el ser humano tiene que adaptarse a entornos diferentes, en esta adaptabilidad se produce la cultura. Y esto al parecer también sucede con otras especies, no somos los únicos que tenemos cultura. Los cuervos de Nueva Caledonia o toda una serie de seres vivos próximos a nosotros, tienen la capacidad de variar sus pautas de comportamiento en función de contextos y en función de procesos de aprendizaje. De aprendizaje social.
¿Qué significa para ti el título? ¿Por qué elegiste "Culturas abiertas, culturas críticas"?
En el libro hay que explicar tres aspectos. Primero, plural. Hablamos de culturas. Segundo, abiertas. Tercero, críticas. Para mí no hay cultura, y cultura no se escribe con mayúscula. Hay culturas. Tantas culturas como grupos humanos podamos distinguir, y como contextos haya a los que se tengan que adaptar. La cultura es versátil en ese sentido, y por tanto pluralidad, de entrada. Esta es una tesis central en el libro, no hay una definición de cultura, sino que la cultura en sí misma es intrínsecamente plural. Más allá de la distinción entre biología y cultura, que es borrosa, hay culturas. La segunda cuestión, abiertas. Frente a la idea que con mucha frecuencia se nos puede transmitir de que una cultura es una especie de totalidad, con unos límites muy claros, todas las culturas están siempre abiertas. Están abiertas por muchas razones. Porque entran en contacto con otros seres vivos, con otros grupos, y eso hace que estén constantemente en transformación. También por la propia composición plural de un grupo, ningún individuo socializa de la misma manera que otro. Dentro del grupo siempre habrá algún disidente, alguna persona "inadaptada", personas con pautas de comportamiento disonantes, ambivalentes. Intrínsecamente, por pequeño que sea el grupo los individuos nunca son clones unos de otros. Los individuos evolucionan, y también se ven obligados a que sus esquemas interpretativos del mundo cambien. Con la edad, se cambia. Además, los individuos ocupan posiciones diferentes en los grupos, de estatus, de poder..., etc. Y esto hace que entre ellos haya luchas para conquistar las mejores posiciones, y en esas luchas se cambian los significados. Por tanto, las culturas son siempre abiertas.
¿Por qué cultura crítica? Porque la palabra "cultura" en sí dice mucho y a la vez dice muy poco. Nos explica cómo somos los seres humanos junto a algunas otras especies, pero especialmente de nosotros, de los seres humanos, por lo que dice muchísimo. Y en segundo lugar, dice muy poco, porque la cultura son todas aquellas pautas que nosotros hemos adquirido por aprendizaje social. Por este aprendizaje, aprendemos a mentir, a robar, a corromper, a maltratar, a hacer la guerra, a ejercer violencia sobre otras personas, a ejercer dominio sobre ellas, esclavizarlas, a controlar a grupos, los hombres a las mujeres, los mayores a los jóvenes, y así sucesivamente. Por tanto, la cultura es todo aquello que nosotros podamos considerar positivo, que hace evolucionar a los seres humanos, pero también aquello que les produce dolor, sufrimiento, explotación, etc... En mis clases siempre digo que si todos los bienes del pasado son patrimonio, Hitler también sería patrimonio. Si todas las prácticas que han realizado los seres humanos son patrimonio, entonces el exterminio de una raza es patrimonio. Porque todo ello son prácticas humanas, prácticas culturales. En consecuencia, considero que debemos propugnar y defender una cultura crítica, que es aquella que ayude a los seres humanos a eliminar todos los aspectos negativos que tiene la cultura, para tratar de potenciar aquellos que son emancipadores, que crean autonomía en el sujeto.
Imagen: ElPuntAvui
De lo que he podido reflexionar sobre el libro, habría como varias líneas de investigación sobre lo que es cultura y el propio concepto de cultura, desde diferentes prismas y disciplinas. Lo primero que llama la atención con su lectura, es la cantidad de autores y de disciplinas que intentan definir qué es la cultura, y muchas veces da la sensación de que es algo o muy inabarcable o es imposible de definir o acotar. ¿Para ti la cultura es algo tan amplio que resulta imposible de definir o de concretar?
No resulta imposible de definir en el contraste de naturaleza. La cultura es la forma como los seres humanos son seres vivos. Y ¿cómo son seres vivos los seres humanos?. Los seres humanos son seres vivos adaptándose a contextos completamente diferentes. Tenemos la capacidad de habitar lugares que en principio parecerían inhóspitos, imposibles para la vida humana, y desarrollar ahí nuestras pautas culturales. Eso tiene que ver con que no hay una única forma de entender qué es un ser humano, qué es la vida, qué es el universo. En consecuencia, los seres humanos que se parecen en el hecho de ser seres humanos, difieren en la forma como interpretan aquello que viven. Difieren, y difieren radicalmente, de tal manera que algunos seres humanos dirán que por qué no hay que comerse a otros seres humanos, y otros evolucionarán diciendo que la especie humana merece respeto absoluto, que no puede ser quitada por nadie, etc., etc. La pluralidad de la cultura es tal que unos seres humanos que tener relaciones sexuales diversas es una forma de conquistar poder; otros defenderán la monogamia, y así sucesivamente. No hay una sola pauta. Pensemos en la gastronomía, algunos seres humanos consideran que hay impuros ciertos alimentos que les contaminarían y otras culturas por el contrario piensan que la carne de los animales es sabrosísima. No hay una sola pauta en la cual los seres humanos no difieran. No hay ni un solo comportamiento que un grupo humano no haya prohibido y otro grupo humano haya permitido. Ni uno solo. En consecuencia, la cultura se caracteriza precisamente porque es esa forma de ser seres vivos, plástica, versátil, elástica, que se adapta al grupo y el grupo se adapta al contexto en el cual se encuentra. Esto hace que como además los seres humanos llevamos tantos siglos sobre la Tierra, las culturas se han ido interrelacionando entre ellas. Las estructuras de los estados son cada vez más sofisticadas y más complejas. Como la cultura está en todo eso, también podemos observar diferentes dimensiones de la cultura. Por ejemplo, en Grecia los cultos dionisíacos, donde se mezclaba el festival religioso y las actividades deportivas. Todo formaba parte del culto dionisíaco. A lo largo del tiempo, estos actos evolucionan separándose. El deporte es una actividad separada, y aparecerán muchos tipos de deporte diferentes. Las artes aparecerán también como una actividad totalmente separada y además se crearán establecimientos específicos para cada una de estas actividades. El teatro ya no se podrá hacer en templo, se hará en un emplazamiento adecuado. El deporte tendrá que hacerse en lugares especializados. Esto también repercute en la cultura, que se especializa, dentro del conjunto de actividades que realizan los seres humanos, y forma una pluralidad de actividades a las que los seres humanos dedican su tiempo libre. La diferencia entre tiempo dedicado al trabajo y tiempo dedicado al ocio es una diferencia moderna. Por tanto, el concepto de cultura no va a dejar de evolucionar. En la medida en que aparece en el siglo XX un aparato como es el Estado, que tiene interés en las sociedades democráticas, que los individuos accedan a determinados bienes. El Estado se encargará también de proporcionar determinados bienes "culturales". Esto es lo que se podría llamar "cultura administrada". O en la medida en la que aparecen empresas dedicadas a producir música. Ya no son un grupo que va por ahí de pueblo en pueblo, de castillo en castillo cantando, sino que ahora hay una industria que produce discos, que lleva la gerencia de determinado paquete de canciones, músicos, etc. Esto es una cultura administrada. Hay una administración de la cultura, tanto a través de las empresas del mercado como a través de las instituciones del Estado. Esta cultura es una cultura diferente de la cultura de la vida cotidiana. La forma en la que vestimos, la forma en la que nos reunimos con amigos, con parientes. Todo esto es cultura, es lo que podríamos llamar cultura ordinaria, la cultura de la vida ordinaria. Esta cultura es muy diferente cuando decimos "esta noche nos vamos al cine, nos vamos a un concierto". Es una cultura diferente. De todo esto trata también el libro. De mostrar cómo es imposible reunir en un único concepto todo eso.
De todas las definiciones de "cultura" que has mencionado ahora, y que también se desarrollan en tu nuevo libro "Culturas abiertas, culturas críticas", he escogido una. La cultura sería un conjunto de principios o de reglas que organizan las acciones. ¿De todas las disciplinas que investigan el término "cultura" o tratan de definirla, hay alguna que te suscite mayor interés?
Dos me parecen particularmente interesantes, la antropología y la sociología. Porque son las dos que se aproximan más a tratar de entender qué es la cultura por sí misma. A la economía de la cultura, lo que le interesa subrayar es cúal es el valor económico de los hechos culturales. A la política cultural, lo que le interesa es ver qué bienes culturales son dignos de promoción. Por tanto, una y otra seleccionan aspectos. Hoy también podríamos hablar de aquellos que dicen que "la cultura produce salud", o "la cultura produce inclusión social". Todo esto es muy interesante, pero no aborda la cuestión fundamental, que la cultura produce significado. Nosotros tenemos una asignatura a la que llamamos "economía" y tenemos otra disciplina que llamamos "física", otra asignatura a la que llamamos "química". Cada una estudia unos hechos concretos. ¿Qué disciplina estudia los hechos como culturales? ¿Sería la culturología? Pero la culturología no existe. Como no existe la culturología como tal para tratar los hechos culturales, las dos que más se aproximan son la antropología y la sociología. También la psicología de la cultura. Son las tres que no miran en la cultura un aspecto, uno de sus valores, el valor económico de la cultura es muy importante. Pero la cultura debe tener un valor económico porque tiene un valor cultural también. Si no tuviera valor cultural, no existiría. ¿Quién estudia la cultura por su valor cultural? Para mí, las tres disciplinas que lo hacen son la antropología, la sociología y la psicología. En las demás, sin quitarles valor, el centro no es el valor cultural de la cultura.
Estamos en plena era digital, con una cultura que produce vértigo. Una cultura fast food, una cultura en la que parece que "todo vale", que todo es cultura, y que nada es casi capaz de mantenerse más de un post en redes sociales o en un comentario. Hoy en día, ¿podemos decir que hay una cultura de la era digital, o son esos famosos algoritmos los que nos dictan lo que es o no cultura ahora mismo?
Efectivamente, vivimos en una sociedad digital. Pero vivimos poco tiempo en la sociedad digital. Con ello, lo que quiero decir es que nos falta perspectiva para saber y conocer mejor dónde estamos. Tenemos algunas experiencias. Conocemos algunos aspectos. Estamos alerta ante determinadas amenazas. Toda la problemática de las fake news, la postverdad. Toda la problemática sobre qué pasa con la privacidad. ¿En qué medida, vemos cada día que la sociedad digital está siendo usada para el control social? Pero esto también sucedió cuando apareció la radio, o la televisión. Uno no tiene más que recordar la importancia que tenía para la radio, por ejemplo, como un instrumento de propaganda. Entonces, que esto suceda digamos que para un sociólogo es esperable, porque como te comentaba no tengo un concepto de cultura positivo. Yo trato de tener un concepto de cultura neutro. Los seres humanos producen significado, y ese significado en clave ética sera bueno o malo, depende. Ese significado en clave biológica hará bien o mal, no lo sabemos. El tiempo lo dirá, porque los seres vivos tienen la intención de prosperar y mejorar, pero no siempre aciertan. Por lo tanto, es muy difícil saberlo. Estamos en una fase muy inicial de la sociedad digital. Esa sociedad digital, desde mi punto de vista, ya ha mostrado una serie de riesgos, y eso es lo que yo trato de ver en ese último capítulo. Riesgos o peligros que esta sociedad nos ha puesto. Eso me lleva a una teoría de lo que llamo "capitalismo cognitivo". ¿Cuál es el bien principal con el cual se comercia, se negocia, y se acumula capital en la sociedad digital? Pues, el conocimiento. El conocimiento es el elemento fundamental. Eso significa que el control del conocimiento es la clave en esta sociedad. Y ese conocimiento está en manos hoy en día de muy pocas empresas, de muy pocos poderes, y escasamente democratizado. Hay toda una corriente, incluso un movimiento, lo que llamamos movimiento "open", que trata de defender que la ciencia sea una ciencia abierta, que sea abierta para el público. Que no esté secuestrada por grandes empresas o corporaciones, que se hacen con la propiedad de las patentes. Diríamos que hay un contra movimiento, que trata de combatir esta corriente predominante en el mundo digital, de grandes compañías que controlan información grandísima de cada uno de nosotros, y que por tanto pueden utilizar los algoritmos, los chats, los robots, etc. como instrumentos de control. La sociedad está mucho más polarizada. Aparecen personas que se comportan como un niño o un adolescente en Twitter, como una persona rabiosa. Lo hemos visto recientemente con Trump, un día se levanta y quiere comprar Groenlandia, como un niño pequeño. Y le dicen que Groenlandia no se compra, y se pone cabreado. Es cierto que en esta era de la sociedad digital, en esta fase inicial, estamos viendo una serie de fenómenos que están siendo aterradores, que amenazan el funcionamiento de la democracia, que producen los sesgos y movimientos. Ahí está la ciudadanía que tiene que apropiarse de la sociedad digital y de sus técnicas para conseguir una mayor madurez de la democracia, de los individuos, de mayor capacidad de emancipación. Es el gran dilema de los próximos años. Si se harán realidad algunas de las grandes distopías que vemos en el cine.
Imagen: Miguel Lorenzo
Me hizo mucho pensar cuando hablas de personas que pertenecen a distintos lugares o poseen diferentes características y tienen que convivir en un mismo entorno. Ahora mismo, en la actualidad, es una reflexión personal y quería conocer tu opinión. Hay diferentes realidades que tienen que convivir y se debería llegar a algo más totalizador, que englobe todo eso, y acabar con discriminaciones, o etiquetas. Estamos ahora mismo en la "sociedad de las etiquetas", es como la defino a nivel personal. La sociedad cuanto más abierta y más global debería tender a hacer un esfuerzo por ser más abierta donde todo sea más común y menos discriminatorio, y sin embargo toda persona tiene que llevar como unas etiquetas que lo identifican y cada vez de una manera más invasiva. ¿Crees que se debería generar un efecto contrario a este? Una sociedad más basada en las personas, más global, más abierta.
Por primera vez en la historia, todos los individuos del planeta se pueden comunicar con todos. Es un gran fenómeno. Y se podrían comunicar con cada individuo concreto si tuvieran un aparato. Es un suceso que no se ha dado con anterioridad. Si me dan el teléfono por ejemplo de una persona de La India me puedo comunicar con ella. Y al revés. Hay traductores y cada vez será más fácil. Esto es un hecho histórico. Los seres humanos ahora tienen la capacidad de conocerse, de tener información unos de otros, de una manera completamente nueva. No conocemos ninguna sociedad humana que no se haya caracterizado por clasificar. Siempre estamos clasificando. Clasificar es una de las características de nuestro conocimiento. ¿Por qué clasificamos? Somos diferentes y hay que organizarse, es una manera cognitiva. Necesitamos diferenciar entre puertas, ventanas, etc. De la misma manera necesitamos diferenciar entre distintos tipos de personas. Hay tal cantidad de pautas de comportamiento... Nuestro sistema emocional está preparado para que desde el momento que tenemos una información nueva de alguien, nosotros lo veamos como una amenaza o una oportunidad. Sólo la convivencia en un espacio duradera, permite que esa impresión inicial hecha por nuestras emociones se vuelva más compleja. En la medida en que los seres humanos convivan más, realizando tareas conjuntas, sincronizadas, teniendo más comprensión unos de otros, esto me parece inevitable. Pero más que en términos morales, en términos pragmáticos. Los seres humanos nos movemos. Vamos allí donde vemos que hay oportunidades laborales, educativas, etc. Por tanto, nos vamos moviendo, a pesar de las fronteras que se nos van planteando. Los seres humanos se mueven y se van a mover. Hay un hecho y es que los seres humanos se conocen más unos a otros, viven más próximos unos a otros que nunca. Conviven y se necesitan más que nunca. Y esto hará que seamos pragmáticos, que encontremos acuerdos de convivencia dentro de las diferencias. El problema radica siempre en qué medida las diferencias se convierten en jerarquías. Las diferencias se convierten en desigualdades. Porque en cuanto hay diferencias, también hay dominantes y dominados. No es una simple clasificación, sino un ejercicio de poder. Dado que ningún ser humano quiere ser dominado ni sometido, eso es una fuente de conflicto. Por tanto, el problema es la jerarquía. Debemos tratar de denunciar, criticar por eso aquellos procesos en los que los seres humanos son dominados unos por otros. Los procesos de dominio. Por eso yo apuesto por las culturas críticas. La diversidad es un hecho, y no tiene por qué convertirse en desigualdad. Somos diferentes, pero no por ello debemos ser desiguales.
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